Si no recuerdo mal, mi primer contacto con el CELCIT se produjo en 2002, cuando apenas llevaba cuatro años escribiendo teatro. Como quien echa una botella al mar, había enviado un correo electrónico, adjuntando mi texto Como si fuera esta noche. Aquel fue el comienzo de una relación sostenida en el tiempo, que ha resultado fundamental en mi trayectoria como dramaturga.
Hoy, veintitrés años después, puedo afirmar que para mí el CELCIT supone un hogar, al otro lado del Atlántico. Y es así a pesar de la distancia física y gracias al compromiso, la cordialidad y la cercanía de quienes sostienen esta entidad. Me parece especialmente valioso el trabajo tenaz y autoexigente de Carlos Ianni, a quien tanto admiro y aprecio, y también el de la indispensable Teresita y todas las personas que forman o han formado parte del equipo (Grabiela, Pablo, María, Mercedes…).
Quienes conocemos su trayectoria podemos afirmar que el CELCIT realiza una labor imprescindible en nuestro ámbito. Como sus siglas indican, en él encontramos un centro de creación e investigación: un centro en su sentido más literal, ya que es un lugar (virtual en buena medida) que nos permite generar conexiones y diálogos en el anchísimo espacio del teatro latinoamericano actual.
Para alguien como yo, que tiene el anhelo de conocer lo que están escribiendo los dramaturgos y las dramaturgas de todo el ámbito hispánico, resulta especialmente atractivo el conjunto de publicaciones que se encuentran en su página web, ordenadas en sus diferentes secciones: desde la revista, a la línea específica de teoría y práctica, pasando por la valiosísima “Dramática latinoamericana” y la más reciente “Dramaturgia infantil y juvenil”. Con orgullo compruebo que, con mayor o menor asiduidad, he colaborado en todas ellas. Se tata de lugares que visito y consulto regularmente, como quien se traslada a una biblioteca donde siempre encuentra estímulo y compañía.
Como yo, muchos/as creadores de toda América Latina, se asoman allí a buscar recursos para su propio desarrollo en procesos artísticos o de investigación. Por ejemplo, mi obra Como si fuera esta noche (aquella que mandé en 2002), que supera hoy en día las 28.000 descargas (¡da vértigo leerlo!), ha sido montada por más de cincuenta agrupaciones a lo largo de todo el continente, gracias a estar alojada así, en ese espacio cuidadoso y hospitalario. Y esto ocurre también, en menor medida, con NN 12, Prolegómenos (que nunca se ha montado en España, pero sí en Perú y en Argentina), Interrupciones en el suministro eléctrico, A paso lento, La grieta, entre animales salvajes… Gracias al CELCIT he podido establecer vínculos con directores a los que admiro como el propio Carlos Ianni (Argentina), Marcelino Duffau (Uruguay), Alberto Isola (Perú), Jorge Hugo Carillo (Costa Rica) o Claudio Quijano (Uruguay).
Otra línea de trabajo en donde he tenido la ocasión de participar ha sido en la propuesta de talleres online. Durante varios cursos he impartido un curso de escritura teatral, que siempre tenía el aliciente de reunir voces e imaginarios de todo el ámbito latinoamericano. Ha sido muy gratificante compartir este espacio de aprendizaje con tantos estudiantes que mantuvieron siempre un envidiable entusiasmo, un estimulante deseo de aprender, de participar, de proponer… Gracias a las redes sociales, sigo teniendo contacto con varias de estas personas, que, en muchos casos, han seguido formándose y creando como dramaturgos y dramaturgas.
Finalmente, recuerdo con especial cariño una aventura de producción que emprendí con el CELCIT en …. En plena situación pandémica, nos propusimos gestar una obra para plataformas digitales, usando los medios que estaban entonces a nuestro alcance. Queríamos que respondiera, tanto en la temática como en su formulación, al confinamiento que se vivía en tantas partes del mundo. Con el vértigo de saber que nunca antes habíamos participado en una iniciativa como esta, Carlos Ianni, Teresita Galimany y Mariana Arrupe desde Buenos Aires, y yo desde Granada, fuimos dialogando en distintas sesiones a través de zoom o de meet; la propuesta final, que se titula Entre paredes y espejos, se estrenó en la página web del CELCIT y en youtube el 27 de agosto de 2021 y sigue ahí, con más de 2.300 visualizaciones, y disponible para quien quiera acercarse a conocerla (https://celcit.org.ar/espectaculos/206/entre-paredes-y-espejos/).
Querría acabar este texto (que es un homenaje y una carta de agradecimiento) con una anécdota final: desde hace años me ocurre que hay quienes piensas que soy de nacionalidad argentina. Me lo han dicho en persona y también lo he visto escrito en algún sitio. Y yo, aunque soy muy viajera, siempre he vivido en Granada. Siempre he pensado que esta confusión viene de esa relación hogareña que tengo con el CELCIT. Y sí, puedo afirma que, aunque no sea argentina, sí que soy celcitiana.