En tiempos donde todo puede ser dicho, donde las certezas se desdibujan y los símbolos se cuestionan, Mariana Percovich vuelve al teatro. Y lo hace como ella sabe: con riesgo, con arte, con política. Este invierno, cada sábado y domingo, el Cabildo de Montevideo –corazón simbólico de la historia uruguaya– se convierte en el escenario de Fiesta Patria, una creación colectiva que desafía los relatos oficiales y propone una relectura valiente del ser nacional.
Subir las escalinatas del Cabildo ya no es solo un gesto solemne. Es también el primer paso hacia un viaje sensorial y político. Allí donde se firmó la primera Constitución de la República, ahora se abren las puertas a una celebración distinta: menos pomposa, más humana. Una fiesta que no rinde culto a los próceres de mármol, sino que se atreve a invocar nuevas voces, nuevos cuerpos, nuevas memorias.
Mariana Percovich, dramaturga, directora y provocadora por naturaleza, nos propone reimaginar la patria desde el teatro. Desde la creatividad desbordada de un elenco que pone cuerpo y alma para desarmar mitos, revisar discursos, cuestionar lo aprendido. “Fiesta Patria” no es un espectáculo cómodo: es un acto político, una misa laica donde lo sagrado se pone en crisis y el espectador es invitado a repensarse como parte de una comunidad diversa, compleja, cambiante.
El vestuario deslumbra: pasado y presente se entrelazan en un diseño que es estético, pero también está hábilmente pensado para las necesidades del movimiento en el espacio. El ambiente está definido por una iluminación que supo dialogar con toda la propuesta. El espectador entra a un lugar donde el impacto inicial tiene que ver con las luces en ese lugar. En cierta medida nos abrazan, nos hacen sentir cómodos. Entre las luces, una canción que el público va cantando en chiquito, porque es parte de su historia, y los actores ya en escena, el espectador se va acomodando sin imaginar lo que va a experimentar después. La escena vibra de sentido y tensión.
No hay monumentos intocables ni verdades absolutas. Hay textos que se fueron gestando junto al elenco, en diálogo con el cuerpo y la historia, con las heridas y las memorias. Hay citas, discursos y símbolos en disputa. Hay orgullo, pero también crítica. Hay patria, pero una patria abierta, diversa, rebelde. “Uruguay nomá”, resuena, pero tan distinto ahora. Cuántas imágenes disparadas en una pequeña expresión que ahora se siente problemática, con cargas nuevas, con la necesidad de llenar vacíos.
Si, viendo a esos actores y actrices convencidos, tramando un acto político teatral, con cuerpos que exponen, desde la tensión, el compromiso y el talento, lo que se ha borrado de muchos discursos y muchas escenas, les aseguro que, de esa experiencia patria, nadie sale igual.
No es una obra para espectadores pasivos. Es una invitación a participar de un rito nuevo, una experiencia colectiva que conmueve y remueve. Nadie sale igual del Cabildo después de vivir esta Fiesta. Y eso, ya es motivo de celebración.
Vayan al Cabildo los sábados y domingo. Atrévanse a vivir una nueva forma de Fiesta Patria, a lo mejor empezamos por ahí a trazar nuevos caminos con todas las identidades que nos conforman y sin tantos símbolos.
Funciones: sábados y domingos, Cabildo de Montevideo.
Entradas disponibles en boletería y plataformas digitales.
Atrévete a pensar la patria de nuevo.