Murmuria se estrenará el próximo 14 de marzo en la Asociación de Estudiantes y Profesionales Católicos. Es una obra que explora la memoria de mujeres presas durante la dictadura militar uruguaya a través de un enfoque teatral inmersivo.
Desde los talleres realizados con las ex-presas políticas hasta la elección de un espacio no convencional, Carbajal explica cómo el teatro se convierte en una herramienta de resistencia frente al avance de discursos negacionistas.
¿Cómo surgió esta posibilidad de realizar Murmuria y cuáles son las motivaciones de la propuesta?
Murmuria surge con la intención de investigar acerca de nuestro pasado reciente, especialmente la experiencia de mujeres presas en dictadura. Considerábamos que era necesario rescatar lo que ellas quieren contar acerca de lo vivido.
Para poder hacer eso, la estrategia que utilizamos fue la de establecer contacto directo con las ex-presas a través de talleres que tienen un perfil de lo que se llama teatro terapéutico. En este tipo de propuestas, se gira en torno a una temática que nosotros planteamos. Esa temática no se aborda solamente en el diálogo, sino que se integran al encuentro ejercicios que están cruzados con lo artístico.
Por ejemplo, en uno de los encuentros recortamos una manta, como una frazada y cada una de las participantes iban charlando de cosas que iban surgiendo de forma espontánea. En otras oportunidades tenía lugar la improvisación por parte de las actrices con la guía de las presas. En otro momento ellas pusieron el cuerpo, entonces hacíamos una improvisación de todas las actrices y las ex-presas.
A partir de los temas planteados, las reflexiones y las tensiones que emergían de los talleres fue que nosotros elaboramos la dramaturgia de la obra.
Creíamos que era importante tener el contacto directo con la fuente primaria de los hechos. No bastaba solo con su palabra; necesitábamos verlas, conocer su gestualidad. Esos elementos eran sustanciales para la construcción del personaje. Cada una de las actrices encarna alguna de las participantes de los talleres.
También era fundamental hacer este proceso previo para otorgarle cierta legitimidad a la obra, porque quienes somos nosotros para ponerle el cuerpo a algo que no vivimos. Si bien algunas de nosotras estamos atravesadas por las repercusiones de la dictadura, no teníamos la experiencia concreta del encierro.
Además de esta motivación inicial nos moviliza mucho el momento histórico que estamos viviendo donde surgen posturas fascistas provenientes de las ultraderechas. El discurso negacionista de la realidad de los hechos y que toman medidas tan destructivas en distintas partes del mundo. Creemos que esta obra es una forma de resistir el avance de la ultraderecha con las herramientas que nos brinda el teatro
Nuevamente, optaron por un espacio no convencional y apostaron por una propuesta de recorrido ¿podrías precisar sobre la dinámica?
Lo de los espacios no convencionales es parte de la identidad de la compañía. Nos interesa que el espacio donde se hace la obra tenga algo para decir o que genere una experiencia particular en el espectador. Además nos gusta el teatro de cercanía, por este motivo elegimos espacios reducidos, donde entran pocos espectadores. Lo que buscamos es que el público viva una experiencia de inmersión, como sentir que están dentro de la obra de teatro, dentro de la ficción, formando parte.
La obra la hacemos en la Asociación de Estudiantes y Profesionales Católicos. Es un espacio al que accedemos, en el que nos sentimos cómodos trabajando, por un lado, y además la casa tiene un montón de posibilidades. Desde un comienzo habíamos pensado en el sótano que es en donde en definitiva terminó siendo la obra.
Considero que el espacio proporciona mucho desde lo insinuado, la casa puede ser un espacio clandestino como puede ser una cárcel. Hay mayor ambigüedad, no termina de dar forma o sentido al espectador, en ese sentido me gusta por su indefinición.
Lo de la simultaneidad también es un mecanismo que venimos explorando en las últimas propuestas. Así como el pasado, lo vivido y lo que los trajo al presente, el ahora y la proyección de lo que será confluyen en un mismo tiempo; así también en la escena suceden a la vez otras escenas que suceden a lo lejos y que son anticipados de lo que vendrá. Los ecos de lo que fue y será, entrelazan la historia.
La obra se presenta como un recorrido. El espectador es invitado a ingresar a un centro de reclusión. Allí recorre los diferentes rincones del encierro guiado por los personajes: pasillos y diferentes celdas. Desde el inicio los espectadores son separados en dos grupos, por momentos se encontrarán con los otros. Verán versiones diferenciadas, donde la consigna escénica es la misma para las artistas que participan de la obra, la resolución actoral o el orden es diferente en la experiencia de los espectadores, dependiendo del grupo al cual pertenecen.
¿Para cuántos espectadores está pensada la obra?
Para 24 espectadores.
Otra de las inquietudes que aparecen en la obra es la temática del género. Esta también es una cuestión que se ha visto en otra de las obras ya realizadas por la compañía.
El colectivo está abierto a que cualquiera proponga lo que sea para la siguiente obra. Siendo mujer, me interesa seguir dando visibilidad a experiencias de mujeres en el contexto que sea sobre la temática en la que estamos intentando trabajar. El género surge desde nuestra propia materialidad: somos mujeres y queremos contar historias de mujeres.
¿Cómo está conformado el equipo?
Las artistas en escena son Cecilia Arguello, Victoria Fernández Astorucci, Lucía Calisto y Camila Carbajal. Además de actuar, soy la directora de la propuesta.
El equipo de diseño está a cargo de Laura Leifert y Camila Suárez. La dirección musical corresponde a Marcelo Gonet con la colaboración de Rodolfo Vidal. La producción general es de Laura Valdez y María José Pieri.
¿Cuándo estrenan y qué días van a estar haciendo la obra?
Esta temporada comienza el 14 de marzo específicamente porque es el día en que se cumplen 40 años de la salida de los presos. Esta fecha es un hito histórico ya que fue la liberación de los presos políticos de la dictadura. Por este motivo, estrenamos ese día. Luego de esta fecha, las funciones van a ser los sábados a las 20:30 y domingos a las 19:00 en la Asociación de Estudiantes y Profesionales Católicos que queda en Bulevar Artigas 1327.
Fotografía: Camila Suárez Pena