Este año se inició con la posibilidad de una nueva forma de pensar el teatro, desde otra perspectiva. Lo que supuso un trayecto repleto de aprendizajes. El trabajo que venía desarrollando sobre escritura crítica en relación al teatro en Uruguay me trajo hasta el Celcit, un puerto donde los territorios escénicos de Latinoamérica se encuentran. Desde aquí, rompiendo el marco de la frontera, es que se me bifurcan los caminos. Escribir sobre teatro con un tejido de voces alternas, apostando al encuentro, a los proyectos, a las distintas formas de seguir construyendo la escena en tiempos peligrosos.
Hablar de teatro en comunidad y volverlo escritura de confluencias, eso también significó un movimiento. Representa otras formas posibles y no tan solitarias, donde se resignifica el pensar sobre, para y con, el teatro. En esa movida ando cuando llego al Cabo Polonio, para ser testigo de una residencia teatral donde el norte se vuelve sur y el sur aviva sus intenciones.
Como este artículo tiene que ver con el entramado de voces colaborativas, todo él se construye en el generoso intercambio de un grupo de artistas que provienen de distintas latitudes. Mi objetivo, plasmar el proceso por el cual se va gestando una idea que será, luego, obra.
Les presento a los protagonistas. Por un lado, Tatuteatro, elenco de dos personas- Maricruz y Gabriel- quienes, instalados en el Polonio, en tiempos de jubilación, levantan una visión, un sueño atesorado largamente: la creación de un pequeño teatro. Por otro lado, tres integrantes del elenco portugués O bando. Amerita un paréntesis sobre la historia de este grupo. Fue creado en 1974 después de la revolución de los claveles. Originalmente conformado por exiliados políticos que escapaban a la guerra con África. Al principio, nos cuenta Neca – actor y director- este grupo realizaba muchas obras para niños y jóvenes. Esos primeros años, después de la revolución, se trató de un trabajo teatral de militancia social y política.
Eso que tiene lo antropológico del teatro que hace posible lo impensado, entre el oleaje intenso del Atlántico, frente a un pequeño pueblo de pescadores, cuyo nombre remite al primer barco que naufragó allí - así de intensas son sus aguas- y un elenco nacido de convulsiones históricas, se produce este encuentro, en silencio, sin cámaras ni luces, pero entre sabores, cantos y alegrías. Allí se gesta una forma de hacer teatro del que necesitamos hablar.
Maricruz me escribe para contarme lo que van a hacer con Neca y dos actores más a mediados de enero. Me cuenta sobre esos días de residencia en su casa/teatro, con una voz que, aunque calma, puedo imaginar el brillo en sus ojos. Es suficiente para mí, decido ir al Polonio unos días, mezclarme entre ellos, escuchar, ver, aprender sobre esto que es apenas un germen. Después del almuerzo me siento a conversar con Joao Neca, el director del proyecto. En las primeras palabras surge la necesidad de extenderse hacia atrás en el tiempo, para hablar sobre ciertos mojones importantes del elenco.
Neca- Nuestro grupo tiene un largo trayecto, desde 1974, a lo largo del cual fueron surgiendo algunas marcas de identidad, recurrentes. Algo que nos ha caracterizado ha sido el trabajo sobre textos que no son escritos para teatros, en general de autores portugueses, como por ejemplo romances, cuentos, poesía y los transformamos haciendo dramaturgia sobre ellos. Otro aspecto que nos define han sido nuestras puestas con máquinas escenográficas de grandes dimensiones, mutables que se integran a la narrativa. Actualmente, y desde 1999, estamos ubicados en una quinta a 40 km de Lisboa, en una ciudad pequeña llamada Pamel, en lo que fueron dos pabellones de creación de cerdos que estaban desactivados hacía mucho. Cuando llegamos aun había mucha basura. Fuimos, muy lentamente, intentando transformar el espacio. Se trata de un parque natural muy cerca de la playa y de las Sierras.
Le pregunto si han desarrollado a nivel escénico, un método de trabajo, no porque crea que es indispensable sino porque supuse que, en tantos años de trabajo sostenido, podía surgir la necesidad de generar una sistematización de los procedimientos.
Nuestra metodología específica se llama “Consciencia del actor/actriz en escena”, y tenemos un curso de 28 días en julio, donde viene gente de todo el mundo a trabajar en clases de entre 12 y 14 personas. Nuestro método de trabajo ha sido diseñado por Joao Brites, un gran director de teatro y fundador de O bando. Fue, también, maestro durante más de 25 años en la escuela superior de teatro y cine en Lisboa y en ese tiempo creó una metodología que pasó de la práctica teatral de dirección a la teoría y de la teoría, nuevamente a la práctica, en relación a sus estudiantes.
Este fue apenas un marco para conocer la historia de este grupo que hace teatro para mover estructuras fijas y desde ese lugar se encuentra con Tatuteatro. Sin embargo, queremos saber más sobre el proyecto que los trae a estas latitudes. ¿Cómo surge? ¿De qué se trata? ¿Por qué Tatú teatro? ¿Cómo y cuándo se va a realizar?
-Nuestro trabajo siempre surge de un sistema de subvención. Cada cuatro años, el grupo recibe un fondo de apoyo económico del Ministerio de Cultura Portugués. Así que, cada cuatro años arrancamos un nuevo proyecto de cero. Este, en el que estamos trabajando inició en el 2022 y terminará en 2026. En este período resolvimos trabajar a partir del texto de Las mil y una noches, de sus historias que cruzan continentes, que pasaron de la tradición oral a la escrita. Resolvimos trabajar esos relatos, pero con el tema de la tolerancia con los pueblos que llegan a Europa, venidos de todos los rincones del mundo, escapando de la guerra y de las malas condiciones de vida. Queríamos que esta obra fuese un diálogo con otros pueblos, con otras culturas y otras formas de pensar. Así que resolvimos trabajar estos 4 años con Las mil y una noches como texto base. En cada año hemos tenido un director nuevo – que forma parte de la compañía, mientras que los personajes del sultán Schahriar y Schehrezada, son encarnados por los mismos actores, también integrantes del elenco. El otro personaje importante es el de la hermana de Schehrezada, quien la provoca a contar nuevas historias cada vez al sultán para evitar que la mate. Ese personaje de la hermana cada año varía. Cada año es una hermana diferente que viene invitada, de otra cultura. Lo que nos permite construir el proyecto a partir de alguien que llega de otro lugar, lejano, con otra lengua y se integra al espectáculo.
El complejo entramado que supone recrear un antiguo cuento, cuyos relatos son herramienta de sobrevivencia, pero también el consciente intento de acabar con la tiranía de un rey que mata mujeres para evitar ser engañado, renace aquí en nuevas historias. Esta producción que integra actrices extranjeras, tiene un profundo sentido que resuena en nuestro presente. Por el reconocimiento de la voz en cuerpos distintos y migrantes, pero también por el hecho de que la historia repetida, mil y una vez, puede evitar un nuevo femicidio – tanto en la ficción como en la realidad-. Sobre la importancia de la integración de otra cultura en sus espectáculos, Neca nos cuenta:
Las distintas culturas que han sido invitadas, suponen además un discurso de actualización de la obra hacia el presente, actualizando en el relato las cuestiones que son propias de esas culturas.
En 2023 tuvimos como invitada a Tara Fathehi, la hermana persa. Esa versión fue dirigida por Susana Branco. En 2024 fue María Dally, la hermana palestina, bajo la dirección de Joao Brites e Olga Roriz. En 2025 traemos a Maricruz Díaz y Gabriel Valente, del elenco uruguayo Tatu teatro, para representar a la hermana mapuche, dirigido por mí. Para eso es que vinimos al Cabo, a realizar una residencia artística que contó con la presencia del artista mapuche Joel Maripil. Durante este tiempo creamos el equipo y las bases de lo que será el proceso a desarrollarse en Portugal para su estreno este año, en mayo. La obra que estamos montando con Tatuteatro, sobre la cultura mapuche, no pretende ser panfletaria. Lo que nos importa es aprender sobre los rituales, las palabras que nos permitan crear una estructura teatral. Por ejemplo, en la cultura mapuche existen cuatro espíritus que habitan lo que llaman “el cielo de arriba”, no existe un dios. Esos espíritus son: mujer y hombre ancianos y mujer y hombre jóvenes, ellos son nuestros cuatro actores – dos portugueses y dos uruguayos- y es a través de ellos que nace y sucede la historia.
En esto de construir una nota con distintas perspectivas, me hacía falta la visión de Maricruz y Gabriel. Así que les pido que me cuenten cómo les llegó la propuesta y qué supuso para ellos.
M y G- En el 2018 Neca llega al Polonio y nos acompaña en nuestras recorridas por las escuelas y en algunas funciones. Así nos conocemos. No es sino hasta el 2021 que nos llega la propuesta de participar del proyecto de Las mil y una noches para celebrar además los 50 años de O bando. Para nosotros fue una oportunidad increíble. Nos emociona que en el momento en que estás pensando en colgar los championes (las zapatillas), no llegue esta propuesta de jugar un “partido histórico”. Justo a nosotros, que no le ganamos nada a nadie, pero jugamos en la calle, en la escuela, en cualquier lado. Tenemos una sala de teatro, - creada a puro pulmón y convicción, apunto- que es como una canchita, donde entran unos pocos. Y, sin embargo, eso que vieron en nosotros les despertó el deseo. Volver a los orígenes. Cuarenta años atrás habíamos descubierto en Brasil a unos compañeros que hacían popular. Se llamaba Mamulengo, que es como decir Comedia del Arte, teatro de la huella o Circo criollo – remitiendo a los inicios del teatro rioplatense-
Más tarde conocimos a artistas populares de Argentina, Perú, Bolivia, Chile, Colombia, un montón de compañeros con quienes aprendimos a trabajar en espacios no teatrales, a pasar la gorra, a alivianar el equipaje para llegar más lejos y a tener una visión más integral del teatro que va desde inventar los textos, las canciones, hacer el vestuario, los muñecos hasta a pegar los afiches para la publicidad y “vocear” que se viene otra función. Ahora resulta que unos muchachos que hablan el mismo idioma que aquellos “mamulengueiros” nos piden a nosotros que vayamos a crear algo con ellos. Una aventura de aprendizaje mutuo, con un elenco gigante de artistas de todas las especialidades, un grupo que tiene cincuenta años de trabajo y reconocimiento llegan acá, donde estamos nosotros, tan perdidos entre las dunas, haciendo todo entre dos. Para nosotros es una suerte que nos inviten a recorrer otros mundos. ¡lindos mundos sutiles! Porque nos proponen dirigirnos a niños y adolescentes mestizando medio oriente con nuestros originarios mapuches, compartiendo saberes, esperanzas y amores. Hace meses que venimos trabajando y estudiando sobre la cultura mapuche, sobre el dolor y la resistencia. Proceso que se enriqueció gracias a los cantos y los relatos de Joel Maripil, como el genial Ulkantufe mapuche que es. Estamos agradecidos por esto.
Mientras escribo esto, por allá, hacia el norte, ya está sucediendo el encuentro, la cocina de esta visión tejida por tantas voces y con sabor a fado. En unos meses se estrena en Portugal, pero el sueño siempre es volver – sin frentes marchitas- a nuestro sur, con la ilusión de presentarlo en el próximo Encuentro de teatro del Este.
El cierre de este enorme proyecto será en el 2026. Por lo pronto les adelantamos que se piensa en la posibilidad de hacerlo con una actriz de la India, aunque en el brote de las ideas, también pulsa, por ahí, la de encontrar a todas las hermanas para el cierre. Sin duda es un proyecto difícil de reproducir, nos queda el relato que quiere asentarse en las bases de lo que supone el teatro como actividad social y política para la humanidad. Por qué, dice Neca, seguir haciendo teatro en nuestro tiempo. Nos interesa mirar el mundo, y ver cómo pensar la lucha de los distintos pueblos hoy como símbolo de todas las luchas humanas, de la necesidad de tener otras miradas, otras perspectivas frente a la normalización de una sociedad que se quiere imponer a toda costa.
Frente a esos poderes, a través del tiempo, el teatro sigue siendo el fuerte timón y la brújula indispensable que no nos deja perdernos, como humanidad, en estas fuertes tormentas.