Los antiguos griegos concebían el autoconocimiento como una máxima esencial. Día tras día, numerosos viajeros acudían a Delfos con el propósito de profundizar en su propia esencia, comprender su ser, aprender a conducir su existencia y moderar sus pasiones. En el templo del oráculo estaba inscrito el célebre aforismo “Conócete a ti mismo”, un recordatorio constante de esa búsqueda interior.
El problema surge cuando ese camino hacia el autoconocimiento se ve obstaculizado por ausencias, silencios, preguntas sin respuesta o la negativa de quienes custodian la memoria. Precisamente esa tensión constituye una de las grandes motivaciones de El lugar donde nacen las olas, de Federico Puig. En esta obra —galardonada con el primer premio Juan Carlos Onetti en la categoría dramaturgia en 2022— se narra la historia de Gabriela, una joven de Villa Serrana que, en el día de su cumpleaños número quince, recibe una carta de su madre fallecida —a quien nunca conoció— con el encargo de esparcir sus cenizas en Piriápolis. En esta travesía la acompañará Leo, un niño de doce años, conformando juntos una dupla que encarna la dimensión épica del viaje iniciático.
En el texto se pueden encontrar ecos de la literatura universal y la local. En el plano universal, dialoga con las motivaciones de Antígona y su deber de dar sepultura a los suyos, así como con el viaje de Eneas desde Troya hasta el Lacio para cumplir con el destino de su pueblo. En el ámbito local, la obra resuena con la poética de Juan José Morosoli, especialmente con El viaje hacia el mar, y con la propuesta estética de Marosa di Giorgio, en sus vínculos con lo onírico, lo surreal y la infancia concebida como territorio mítico.
La propuesta de Puig establece múltiples interconexiones y un diálogo profundo con la identidad nacional, no a través de tradiciones o costumbres, sino mediante las dinámicas de los pueblos uruguayos: secretos a voces, silencios prolongados, miedos y la negativa a revelar la verdad por temor al qué dirán. La búsqueda de Gabriela estará repleta de obstáculos que, aunque le impedirán conocer completamente su origen, serán sorteados y fructificarán en su proceso de autoconocimiento.
La escenificación del texto estuvo a cargo de Sebastián Calderón, dramaturgo y director uruguayo con una trayectoria consolidada, quien aportó la experiencia necesaria para abordar la compleja empresa planteada por Puig. La propuesta se configura como un híbrido entre la estética del coming of age y el road movie, mostrando visiblemente la evolución de Gabriela —interpretada notablemente por María Eugenia Puyol— desde su cambio de peinado, de trenzas a rodete y luego al cabello suelto, hasta una compostura adulta en sus razonamientos, su postura y su desafío frente al mundo adulto.
El equipo técnico trabajó de manera destacable para reflejar los cambios bruscos de paisaje que exige la obra, generar climas apropiados para los espacios nocturnos al aire libre y recrear los ambientes oníricos que demanda la puesta en escena. Destaca especialmente la labor escenográfica de Emiliana Texeira Núñez, quien montó una serie de paneles móviles que recrean la casa de Villa Serrana, el taller de Leonardo y la residencia de Teté y la Señora.
El elenco estuvo conformado por María Eugenia Puyol, Valentino Calcagno, María Cristina Cabrera, Federico Torrado, Pablo Robles y Dahiana Méndez, quienes se destacaron por su plasticidad para apropiarse del texto y, en algunos casos, interpretar más de un personaje con gran desempeño.
La primera temporada concluyó el domingo 17 de agosto con gran éxito de público, colmando la sala Savala Muniz del Teatro Solís. Por la calidad de la propuesta, resulta deseable que pronto podamos volver a disfrutarla en cartel.
Equipo creativo
María Eugenia Puyol, Valentino Calcagno, María Crístina Cabrera, Federico Torrado, Pablo Robles, Dahiana Méndez.
Vestuario y producción técnica: María Eugenia Estela
Escenografía: Emiliana Texeira Núñez
Iluminación: Luciana Tejera
Diseño sonoro y música original: Leandro Dansilio
Diseño gráfico: Agustina Lavanca
Dirección: Sebastián Calderón Henry
Dramaturgia: Federico Puig Silva
Producción: María Emilia Pé