de Mariana de Althaus. Dirección Leo Bartolotta. 2 de junio al 26 de octubre.
Tres habitaciones del hotel Wonderland son testigo de los interrogantes que surgen en torno a la maternidad.
Así como Alicia en el cuento, tres mujeres caen en el agujero de la madriguera para enfrentarse a una cuestión en la que el tiempo manda: la maternidad que no fue, la maternidad que no llega y la maternidad que se adolece.
“Entonces Alicia cayó”, ganadora del 3er. Concurso de Dramaturgia Peruana por el Centro Cultural Británico, confirma a Mariana de Althaus como una de las dramaturgas y directoras contemporáneas más influyentes de la escena latinoamericana.
de Mariana de Althaus
Con Gabriela Blejer, Lili Bucay, Sebastian Femenia, Karen Koch, Mario Mahler, Camila Molfino
Voz en Off: Leonardo Odierna
Preparación Vocal: Pepa Luna
Realización de escenografía: Felix Padrón
Diseño de escenografía y vestuario: Alejandro Mateo
Diseño de iluminación: Soledad Ianni
Música original: Osvaldo Aguilar
Asistencia: Carolina Varas
Dirección: Leo Bartolotta
Duración: 70 minutos
Este espectáculo contó con el apoyo de PROTEATRO.
CELCIT. Temporada 2019
Tres historias transcurren simultáneamente en diferentes habitaciones de un mismo hotel. Por un lado, un matrimonio atraviesa un difícil momento marcado por reproches, confesiones y una evidente desconexión entre ambos. El otro conflicto se da entre una pareja que discute sobre la posibilidad de tener hijos: ella quiere, él no. Por último, una madre escritora y su hija adolescente llevan a cabo la difícil tarea de comprenderse entre sí a pesar de la mayor de sus diferencias: la edad.
Todas estas historias tienen un punto en común y es la presión que ejerce en los personajes su idea del paso del tiempo. Piensan al tiempo como una presión que va estropeando sus planes (con vencimiento próximo) o advierten que, pasados los años, sus proyectos no se han cumplido. Sus sueños quedaron enmarcados dentro de un reloj que les juega siempre en contra y de ahí surge la dificultad de cada pareja. No pueden entenderse porque sus intereses son distintos y las agujas del reloj los aplastan a todos por igual.
Entonces Alicia cayó nos hace reflexionar sobre lo absurdo de esa presión, a fin de cuentas, autoimpuesta. No se trata de pelear una batalla imposible de ganar ya por lo limitado de nuestro propio ciclo. Y es que la verdadera necesidad de estos personajes es la de cuidarse entre sí y superar esa falta de acuerdo para proyectar juntos. Poder vivir en una sucesión de presentes posibles de compartir, sin rendirse a abstractos como presente o futuro. Porque “el tiempo no espera a nadie” pero alguien siempre nos espera a nosotros.
Tres mujeres enfrentan el paso del tiempo y se cuestionan el ejercicio de la maternidad.
Una interpretación posible y psicoanalizada de la mítica y maravillosa Alicia, la del país de Lewis Carroll, habla de su caída en la madriguera como una regresión al útero materno. En la obra “Entonces Alicia cayó”, inspirada lejanamente en el cuento infantil, las tres mujeres creadas por la dramaturga peruana Mariana de Althaus “caen” en la problemática de la maternidad para deconstruir la función de ese rol idealizado. Y como en el relato literario, uno de los problemas mayores al que se enfrentan las damas de esta pieza es eso tan contundente como intangible que persigue el conejo: el tiempo. En el absurdo del mundo, la maternidad que no fue, la que no llega y la que se adolece están irremediablemente atravesadas por el conflicto de eso que pasa, no tiene regreso y nos va poniendo viejos.
La maternidad, en esta obra premiada en el Tercer Concurso de Dramaturgia Peruana por el Centro Cultural Británico, es una tierra extraña, extranjera, incluso en el caso en que se ejerce cotidianamente o, lo que muchas veces es lo mismo, es un recorrido por la angustia y la soledad de elegir tener o no tener un hijo.
Puede haber un partenaire al lado de la procreadora, se llame Alicia (Gabriela Blejer), Daniela (Karen Koch) o Alba (Lili Bucay). Podría ser sólo una en distintos tramos de su vida, o las mujeres múltiples que la habitan, pero lo que es seguro es que están perdidas tratando de encontrarse con sus pérdidas. Y muy lejos de la completud romantizada de la concepción y el maternaje. En el espacio bilateral de la sala del CELCIT (Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral), las escenas se desarrollan y se resuelven en una habitación con apenas una cama por la que irán pasando sucesivamente o en simultáneo los personajes con sus peripecias: separación o deseo de, el crecimiento y la amenaza de la hija adolescente como competidora, el abandono del hombre, el desafío a la masculinidad por su pura potencia reproductora, la pérdida del amor y la confianza. El tono varía, la obra va de la comedia al drama, las risas y la emoción se suceden, lo que la hace muy disfrutable. Y el elenco sólido y ágil es más que adecuado para ejecutar la original partitura. Allí están Alicia, obsesionada con el embarazo, la escritora Daniela que frente al agobio de ser madre sola no para de teclear y Alba, la cantante que prefirió la proyección de su carrera a los hijos. También, Basilio (el profesor de filosofía y marido de Alba, que interpreta Mario Mahler) y Martín (no muy convencido de ser padre, a cargo de Sebastián Femenia), quienes completan los binomios de las que están en pareja.Y Paz (contundente y muy natural en su papel, Camila Molfino), la joven que todo lo cuestiona: “Gloria, Socorro, Paz. Eligen el nombre de los hijos por las expectativas que tienen”.
Pero las historias no sólo coinciden porque ocurren en el mismo hotel sino que se entrelazan en muchos otros sentidos. Y aunque los interrogantes que encarna cada mujer/Alicia no siempre encuentran una respuesta que las alivie hay un renacer en cada personaje en conflicto que es esperanzador.
Leo Bartolotta, el director de Entonces Alicia cayó, es también actor y docente. Puso las obras “Pequeñas dosis. Ciclo de Teatro breve”, “Muñecos de trapo” y Brilla por ausencia”. Es productor, junto a Juan Cereghini y Teatrarte Devoto del Ciclo Teatro Fitito –Obras Chiquitas de Humor. deteatro.com.ar lo entrevistó.
–¿Cómo surgió el proyecto?
–Nace con la invitación de Carlos Ianni, director del CELCIT, a participar en esta temporada de la programación del teatro.
– ¿Buscabas una obra con esta temática?
–La búsqueda de material fue muy interesante y amplia e incluyó lecturas de textos de diferentes autores, entre ellos de Mariana de Althaus. Después de una segunda lectura de varios de ellos, fui seleccionando y “Entonces Alicia cayó” fue la que más me atrapó.
–¿Ya conocías la dramaturgia de Althaus?
–Conocía sus obras y al empezar a trabajar con Alicia leí entrevistas y supe más de su trabajo. Me gusta su forma de contar, natural y descontracturada. Muchas veces juega con la fantasía y cuando esos mundos se unen es mágico. Llevar este texto al escenario es difícil pero eficaz cuando lográs hacerlo.
–Tres historias en el mismo ambiente, en la misma cama…
–Un claustrofóbico hotel en el que todos los personajes coinciden y se van alternando sin salir nunca de escena. Utilizar el mismo espacio, con entradas y salidas hace que sea mucho más rico el mundo que se va generando, invadido por sueños y conflictos ajenos. Desde el inicio concebí la puesta de esa manera.
–¿Porqué elegiste la maternidad?
–En realidad me incliné por las tres historias por como están contadas, una manera diferente de abordar la problemática de los personajes femeninos. Me gustan las historias de mujeres.La maternidad ya viene hilada desde el texto y rara vez una obra infantil sirve de trasfondo a una historia para adultos. La imagen del conejo blanco representa la fertilidad femenina y el tiempo. Tenía necesidad de que el conejo irrumpiera en la escena y marque su presencia atravesando a los personajes de modo de que la historia no siga siendo la misma.
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