de Gregorio de Laferrere. Versión y dirección: Román Caracciolo. 18 de mayo al 3 de agosto
"¿qué es el pecado?¿qué es la transgresión?¿qué es la negación de la norma? ¿qué es la rebelión?...es necesario volver a interrogarse sobre la idea de autoridad". Julia Kristeva
"El ejercicio de la autoridad por parte del muerto no implica ningún riesgo para él. De ahi la fuerza y debilidad de su autoridad". Alexandre Kojeve
Gregorio de Laferrere instala una gran metáfora sobre la autoridad y la transgresión a la misma.
En este texto vislumbra el cambio de lugar de la mujer en el entramado social. Denuncia la violencia
de género y contrapone argumentos femeninos y masculinos para que se produzca y para su prevención. Y nos propone un juego dramático acerca de cómo operan los fantasmas en la conductas familiares y personales. ¿Es traición la transgresión?. Román Caracciolo, director.
de Gregorio de Laferrere
Versión y dirección: Román Caracciolo
Con Paula Beovide, Gonzalo Camiletti, Luciana Cervera Novo, Sofía Howard, Emilce Karl, María de la Paz Perez, Ezequiel Varveri
Diseño de escenografía: Estefanía Ruda Bart
Diseño de vestuario: María Beatriz Toia
Diseño de iluminación: Marcelo Cuervo
Producción ejecutiva: Exequiel Caracciolo
Asistencia de dirección: Italia Caprara
Duración: 55 minutos
CELCIT. Temporada 2019
En una muy ajustada versión, Román Caracciolo sintetiza de manera muy acertada muchas situaciones, fortalece las conductas de los personajes y logra que la acción progrese con buen ritmo. La muerte del capitán Barranco obliga a su mujer y a sus hijas a vivir en un mundo de profundo desamparo. Doña María, la madre, utilizará cualquier medio para sostener el hogar sin querer darse cuenta de que con ello provocará la rebeldía de las muchachas y con eso llegará la destrucción familiar.
En un ámbito totalmente despojado de elementos escenográficos, Caracciolo apuesta al puro juego actoral. Utiliza muy bien el espacio escénico, tanto en su plano inferior como superior, y acentúa las relaciones entre unos personajes que toman vuelo tanto por sus cualidades dramáticas -la madre, la hermana mayor- como aquellos que se entregan con cierta ingenuidad -las hermanas menores- a los designios de esa triste vida que les tocó.
Mientras el grupo femenino encuentra el tono justo en sus interpretaciones, con sobresalientes recreaciones de María de la Paz Pérez y Luciana Cervera Novo, los trabajos de Gonzalo Camiletti y Ezequiel Varveri no llegan a profundizar las conductas de esos hombres que ingresan a la casa y promueven parte del desequilibrio emocional de sus integrantes. Ellos son fundamentales a la hora de mostrar ese esquema de opuestos que el autor busca confrontar. Aun estos reparos, el proyecto le aporta al clásico una atractiva contemporaneidad.
En una muy ajustada versión, Román Caracciolo sintetiza de manera muy acertada muchas situaciones, fortalece las conductas de los personajes y logra que la acción progrese con buen ritmo. La muerte del capitán Barranco obliga a su mujer y a sus hijas a vivir en un mundo de profundo desamparo. Doña María, la madre, utilizará cualquier medio para sostener el hogar sin querer darse cuenta de que con ello provocará la rebeldía de las muchachas y con eso llegará la destrucción familiar.
En un ámbito totalmente despojado de elementos escenográficos, Caracciolo apuesta al puro juego actoral. Utiliza muy bien el espacio escénico, tanto en su plano inferior como superior, y acentúa las relaciones entre unos personajes que toman vuelo tanto por sus cualidades dramáticas -la madre, la hermana mayor- como aquellos que se entregan con cierta ingenuidad -las hermanas menores- a los designios de esa triste vida que les tocó.
Mientras el grupo femenino encuentra el tono justo en sus interpretaciones, con sobresalientes recreaciones de María de la Paz Pérez y Luciana Cervera Novo, los trabajos de Gonzalo Camiletti y Ezequiel Varveri no llegan a profundizar las conductas de esos hombres que ingresan a la casa y promueven parte del desequilibrio emocional de sus integrantes. Ellos son fundamentales a la hora de mostrar ese esquema de opuestos que el autor busca confrontar. Aun estos reparos, el proyecto le aporta al clásico una atractiva contemporaneidad.
Una madre viuda y sus tres hijas trabajan juntas en una empresa familiar: un hogar que arriendan, dando sus habitaciones en alquiler. Pero la rutina marcada por la urgencia económica y dependiente de la voluntad de los inquilinos es lo que dará un clima de tensión constante a una vida de servidumbre que sufren sus protagonistas.
Las tres hijas jóvenes -a quienes se les sumará más tarde una prima- viven en la costumbre de una esclavitud aceptada. Esto es, lo cotidiano de una opresión consentida. Aceptan maltratos, órdenes y prohibiciones. Viven a la sombra personajes autoritarios y no se muestran totalmente realizadas ya que no nunca llegan a hacer lo que realmente quieren.
Pero esta represión legitimada por los cánones de la época entra en contradicción con los deseos reales de estas mujeres. Incluso la madre, dictadora y absorbente, percibe la fragilidad de su propia rigidez. Y es que las pasiones reprimidas no pisan suelo firme. Toda la obra transcurre en el vertiginoso equilibrio de un modelo a punto de caer.
No hay dominio más efectivo que el dominio naturalizado. Pero nada es natural y nunca lo fue. Por eso Las de Barranco es pura liberación. Ellas chocan entre sí porque cada una lucha a su manera contra el mismo abuso. Y aquí está el punto más sensible de la obra y su mayor acierto: la empatía entre mujeres que comparten una lucha en común. Como expresaba Angela Davis: “no estoy aceptando lo que no puedo cambiar, estoy cambiando lo que no puedo aceptar”.
"Cuando las personas con autoridad quieren que el resto nos comportemos, importa, primero y por encima de todo, cómo se comportan ellas" Malcolm Gladwell
Las de Barranco es una comedia melodramática en donde doña María y sus tres hijas Carmen, Manuela y Pepa, tratan de sobrevivir con la pensión del gobierno, la locación de algunas habitaciones de su casa y los regalos mal avenidos que acepta Doña Mari. Ella, siempre pendiente de su situación económica se esfuerza por mantener las apariencias e impone su poder absoluto sobre sus familiares.
Inspirada en la obra homónima de Gregorio de Laferrere, ésta versión de Román Caracciolo, es contemporánea por la forma en que está representada, pero a pesar del tiempo transcurrido desde su autoría original es el fiel reflejo de la autoridad mal empleada en una familia sin padre, con una madre absorbente, egoísta y dominante y con tres víctimas de sus controles y maltratos.
La puesta en escena que nos presenta, es vertiginosa, todo sucede muy rápido, es como que nos subimos a un círculo vicioso que no tiene final, que es imposible parar. El tiempo no se detiene, corre, y ellas ahí, la madre ordenando, las niñas peleando entre si y acatando…salvo una que se planta y trata de hacerla entrar en razones, lo intenta muchas veces, ya nada ni nadie la va a parar, va a obtener su liberación. Uno de los huéspedes intenta ayudar y el pretendiente pretende lo contrario. Todos se guían por sus intereses; cada uno piensa en sí mismo; la falsedad se hace presente; que es la autoridad? Que es la traición? Cuáles son los sentimientos? Porque hacemos lo que hacemos? Muchas preguntas concretas con muchas probables respuestas.
Una novela agridulce con figuras a primera vista colorida, pero en el fondo la consternación de no saber quiénes son, víctimas de un poder disimulado. Los actores y las actrices, Paula Beovide, Gonzalo Camiletti, Luciana Cervera Novo, María de la Paz Pérez, Sofia Howard, Emilce Karl, Ezequiel Varveri, actúan con naturalidad y sus textos tienen tanto contenido que cada personaje es un mundo en sí mismo. Muy buenas actuaciones, al igual que la dirección que sin perder la esencia nos trae al aquí y ahora, nuestras miserias.
La escenografía es mínima, con lo que pertenece a la sala teatral es suficiente; no necesita ornamentos ya que el espacio vacío da esa sensación de soledad, la misma que anida en las vidas de las protagonistas, y entonces, sin querer, se va llenando de violencia e impotencia, y ya no es imperioso tener algo más.
Recomendada por la originalidad expuesta dentro de lo tradicional; está muy bueno presentarlo así para que nuevas generaciones se acerquen a conocer un clásico de una manera diferente y para que el público en general siga disfrutando de uno de las tramas más movilizante de nuestra literatura.
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