Estrategia de la luz

De Adriana Genta. Dirección: Alberto Isola

De Adriana Genta. Dirección: Alberto Isola (Perú). CELCIT en complicidad con Escena Contemporánea (Perú).

Entrevista a Alberto Isola, Teresita Galimany y Laura DAnna. Imágenes del espectáculo

Sinopsis

El texto de Adriana Genta pone en escena un hecho histórico que nunca ocurrió, convertido en parábola de la condición femenina dentro de una sociedad patriarcal. La reina Juana, conocida para la posteridad como “La Loca” y la monja Teresa de Ávila, convertida luego en Santa, tenían en común a un confesor, el sacerdote Francisco de Borja. A partir de ese detalle, Genta urde la visita de la monja a la reina, encerrada en una torre, para consolarla y socorrerla religiosa pero sobre todo humanamente. Alberto Isola

Ficha técnica

de Adriana Genta

Con Laura D´Anna, Teresita Galimany

Realización de vestuario: Titi Suarez
Realización de peluca: Miriam Manelli
Realización de escenografía: Jorge Crapanzano
Asistencia de escenografía y vestuario: Myriam Domínquez Argüello

Escenografía y vestuario: Alejandro Mateo
Iluminación: Soledad Ianni
Música original: Osvaldo Aguilar
Coreografía: Franklin Dávalos

Asistencia de producción: Rocío Solange Bari
Producción ejecutiva en Buenos Aires: Mercedes Kreser
Producción ejecutiva en Lima: Juan Carlos Adriánzen
Producción ejecutiva: Carlos Ianni

Asistencia de dirección: Andrea Albano
Dirección: Alberto Isola

Duración: 70 minutos
 

UNICAS FUNCIONES. 10 de septiembre al 15 de octubre 
Domingos 16 hs. 
Sacristía de la Parroquia San Pedro González Telmo. Humberto Primo 340 
Capacidad limitada. Solo con reserva previa a estrategiadelaluzteatro@gmail.com 
Entrada colaborativa voluntaria consciente
 

CELCIT en complicidad con Escena Contemporánea (Perú), con el apoyo de Iberescena, INT, Proteatro, Fundación SAGAI y FNA. 

Distinguido con el Premio ARTEI  a la producción teatral independiente 2019.

Espectáculo seleccionado para el Programa INT Presenta

Agosto 2019. Temporada en el Teatro Británico (Lima, Perú)
Noviembre 2019. Participó del 2º Ciclo de Teatro y Feminismos ¡Mujeres a la obra!

Alejandro Mateo, nominado al Premio Luisa Vehil 2019, rubro Vestuario

Invitado al XX Festival Iberoamericano de Teatro Contemporáneo de Almagro (España) y a la Muestra de Teatro Latinoamericano de León (España). Octubre 2020

Este espectáculo fue parte del programa -25 +65. 
CELCIT. Temporada 2019 - 2020 - 2022 -2023

 

Notas y críticas

Estrategia de la luz

Juana la loca, o Juana I de Castilla, se instaló por mucho tiempo en el CELCIT, y desarrolló toda su historia, su histrionismo y su locura a la perfección. Un guión conmovedor de Adriana Genta, actuaciones ajustadas a la historia (Laura D´Anna, Teresita Galimany)  y una buena dirección (Alberto Isola), más una escenografía impecable (Alejandro Mateo) han hecho que esta obra teatral guste.
Una torre encierra a Juana junto con su locura, la visita Teresa de Âvila, una monja es enviada para contener su salud mental, Quizá la demencia fue una excusa para correrla del poder, y tal vez por eso quedó así, recluida, aislada y separada del mundo. Sin libertad y en soledad, recorre su pasado y sus recuerdos más tristes. En esta etapa de encierro, la visita de la monja trata de esperanzar a la mujer y amenguar el dolor de Juana, inmersa en su desamparo total, aún necesita, quiere amar y ser amada.
Es una buena propuesta ajustada a la época y al tiempo, sostenida en el lenguaje, y recreada con exactitud gracias a  una escenografía y un vestuario bien acorde para recrear el momento. ¡Muy buena! 

Meche Martínez. Bitácora en actos. 28/11/2019


ESTRATEGIA DE LA LUZ: Sexto mes de éxito en el CELCIT

Alberto Isola dirige “Estrategia de la Luz” una propuesta teatral, escrita por Adriana Genta que cumple seis meses de éxito en el CELCIT
El texto de Adriana Genta pone en escena un hecho histórico que nunca ocurrió, convertido en parábola de la condición femenina dentro de una sociedad patriarcal. La reina Juana, conocida para la posteridad como “La Loca” y la monja Teresa de Ávila, convertida luego en Santa, tenían en común a un confesor, el sacerdote Francisco de Borja. A partir de ese detalle, Genta urde la visita de la monja a la reina, encerrada en una torre, para consolarla y socorrerla religiosa pero sobre todo humanamente. 
Alberto Isola es uno de los mayores referentes del teatro peruano; actor, director y adaptador, es a su vez director de estudios del Centro de Formación del Teatro y profesor de Artes Escénicas de la Facultad de Ciencias y Artes de de la Universidad Católica de Lima.  Isola ha tenido un intercambio constante con figuras del teatro de Latinoamérica y es la tercera vez que dirige en Argentina.
Para la realización de esta obra, escrita por la recordada Adriana Genta, el director peruano cuenta con el talento de Laura D´Anna que interpreta a la religiosa y de la destacada actriz y directora Teresita Galimany, que  encarna a la reina. Ambos personajes deben  enfrentar imposiciones, castigos sobre sus cuerpos por su condición de mujer y por su misticismo. Ambas, en esa semana santa de 1555, se brindaran protección y amparo mutuo.
ESTRATEGIA DE LA LUZ fue distinguida por el Premio ARTEI a la producción teatral independiente 2019.Es realizada en complicidad con Escena Contemporánea (Perú), con el apoyo de Iberescena, Fundación SAGAI, Instituto Nacional del Teatro, Fondo Nacional de las Artes y Proteatro. ESTRATEGIA DE LA LUZ fue seleccionada para el CATALOGO DEL INT: Programas INT Presenta y los subprogramas INT Invita y Circuito Teatral INT y para el Programa Cruce de Fronteras.

ROBERTO FAMÁ HERNÁNDEZ. Arte y sociedad. 14/10/2019


Estrategia de la luz

Las locas

Una obra que rescata dos figuras femeninas históricas, la reina Juana I de Castilla y Teresa de Ávila. La primera, heredera al trono al fallecer su esposo, y habiendo demostrado rebeldía a lo esperable en una dama de su época (alrededor del 1500), fue encerrada en un castillo, primero por  su padre, Fernando II (si, el de Colón) y luego por su hijo Carlos I a fin de que no accediera al poder. La obra rescata el aspecto más romántico de Juana, una reina que sufría por las infidelidades del marido y por la distancia con sus hijos. La conocemos como Juana la Loca, en vez de Juana, la privada de su derecho al trono. La otra, Teresa, una monja muy devota, que ha tomado los hábitos para no tener que someterse a un varón en matrimonio y poder dedicarse al amor que consideraba real, el que sentía por Dios.  Años más tarde, sería canonizada y nombrada Santa Teresa de Jesús, pero en el momento de estos hechos es una monja, joven y temerosa, que oye voces y que a pesar de su fuerte vocación tiene grandes dudas del origen de ellas.
La obra de Adriana Genta nos muestra un encuentro ficticio. La reina Juana  vive encerrada en un estado tristísimo de abandono, en la oscuridad, hediendo por falta de higiene y por las infecciones en su cuerpo llagado, dedicada al consuelo de su delirio, rumiando recuerdos, escapando de la realidad dolorosa. A esa habitación entrará Teresa, en pánico pero con ganas de cumplir su tarea: la de llevar compañía y alivio a esa mujer, a esa mente torturada. No le será fácil entrar en esa oscuridad, que está tanto en la habitación como en el alma de Juana porque aparecen, además, los miedos de estas dos mujeres fuertes aunque a simple vista no parezca. Dos seres tan distintos pero con algo en común. El encuentro será poderoso y delirante y logrará modificar la vida de ambas. El escenario, plano, presenta una gran cama, un baúl y un cortinado para representar el aposento real devenido en cárcel. La luz cetrina y muy suave, sugiere la oscuridad y acentúa los sentimientos de los personajes. Es notable la caracterización y vestuario de las actrices y el cuidado con el que se han elegido los pequeños elementos que utilizarán en escena.
Las actuaciones de Teresita Galimany y Laura D’Anna es fabulosa, en la entrega, la meticulosidad y la luz que logran irradiar en sus miradas entre tanta penumbra.
Un gran trabajo para seguir reflexionando sobre las mujeres  que quieren cambiar el status quo, que suelen ser anuladas con la etiqueta de loca o el más moderno ‘intensa’ cuando no son condenadas, quemadas, evaluadas, cristalizadas en ideales infantilizados o estéticos, en fin, resistencias a su libertad de ser quienes quieran ser.

Gabriela Maggiolo. Espectaculos de acá. 27/09/2019


Todo es historia: el teatro se nutre de las mujeres célebres

Leonor de Aquitania, Safo, Camille Claudel, María Estuardo, la lista es interminable: personajes históricos de los que solo tenemos descripciones, leyendas, algún retrato o escultura: nada que pueda competir con la imaginación. La flexibilidad se acorta en el siglo XX. Más información, menos versiones: al peso irrefutable de la imagen se suma el imaginario en el que se inscriben algunas de estas figuras cuando alcanzan la cima absoluta del ícono. A esta categoría pertenecen Evita, Marilyn, Lady Di y Frida Kahlo, y las conocidas por documentales y hasta una miniserie como Golda Meir; o las que se definen por sus textos como Alfonsina Storni o Rosa Luxemburgo. Más difusos son nombres de nuestra historia como Encarnación Ezcurra y Juana Azurduy; ni hablar de Santa Teresa y Juana la Loca, mujeres del siglo XVI.
Esta enumeración aleatoria tiene en común su presencia en la cartelera de Buenos Aires. Obras interpretadas por actrices fascinadas con la energía de las mujeres reales: Golda Meir, cuestión de estado, por Marina Munilla; Lady Di, por Josefina Murphy; Un mar oculto, la Alfonsina de Déborah Turza; Piano blanco, Marilyn por Gimena González (y pronto otra vez por Daniela Pantano, en otra obra); Los amantes de la casa azul, Frida Kahlo por Maia Francia; Mi nombre es viento, la tragedia de Juana Azurduy por Karen Corzo Salinas; y Estrategia de la luz, sobre el encuentro ficcional entre Juana de Castilla y Teresa de Ávila, con Teresita Galimany y Laura D'Anna. También está en escena Juana la Loca, de Pepe Cibrián, pero encarnada por un actor: Nicolás Pérez Costa.
Hasta hace poco en cartel, habrá que esperar un poco porque retomarán funciones Inevitable pasión y muerte de Eva Perón, con Lourdes Isola como la Eva vital y Tania Marioni o Nancy Sancha como la enferma; Yo, Encarnación Ezcurra, por Lorena Vega; Yo, Alfonsina (una mujer libre), por Guadalupe Berrino; y la Rosa Luxemburgo de Alejandra Aristegui. La lista incluye mayoría de unipersonales pero también hay numerosos elencos, musicales y hasta una ópera.
¿Cómo es el proceso de acercamiento actoral a estas mujeres famosas? ¿Hay más libertad para la actriz cuanto menos icónica sea la imagen del personaje? ¿Por qué tantos espectáculos que busquen estas voces antes relegadas?
"Componer un personaje siempre es una interpretación, una mirada ficcional sobre los hechos históricos; aunque haya documentos audiovisuales sigue siendo parcial porque siempre hay mucho por completar desde la actuación, la voz interna de la actriz que dialoga con la figura evocada, eso es lo fundamental, desde dónde se habla y para qué", dice Lorena Vega, desde 2017 en la piel de Encarnación Ezcurra, la potente mujer de Juan Manuel de Rosas recreada por la dramaturga Cristina Escofet. Encontró el temperamento del personaje en las cartas de Encarnación, así como sus convicciones sobre la lucha de clases y la defensa del lugar de la mujer. Además de las definiciones en las que avanzaba con el director Andrés Bazzalo, la actriz también asumió la información que el espectador trae: "Son las últimas de horas de esta mujer y tenía que lograr ese tono confesional cargado de nostalgia, rencor y orgullo. A los espectadores que entran a la sala los miro como a paisanos, mulatos, damas y peones de la época que vienen a despedirla".
¿Quién no tuvo una agenda con el autorretrato de Frida? A Maia Francia la atrapó el ofrecimiento del autor Mario Diament pero, a la vez, le generó pánico encarnar una vida tan conocida. La obra, que dirige Daniel Marcove, toma la relación amorosa de la artista con León Trotsky en México: "El mayor legado de Frida es su propia vida: tanto dolor físico llevado con la mayor dignidad; una hembra poderosa con mucha sensualidad. Primero investigué mucho, me metí en su universo; en los ensayos apelé a mi instinto", dice Maia, que se maquilla y peina durante una hora y media antes de la función. "Uso peluca, no podía teñirme porque estoy en cuatro obras", aclara.
Quien no dudó en teñirse de rubia platinada fue Gimena González. Pasó por esta experiencia hace dos años, cuando fue Zully Moreno en La Garbo argentina; ahora no dudó en estar cómoda con "su" pelo y muy poco maquillaje. "¿Quién la conoció en camisón puertas adentro? No hay de dónde sacar eso. La idea es que te vayas olvidando de Marilyn y empieces a ver a cualquier mujer". Junto al director Marcelo Caballero investigó a fondo esa vida para centrarse en dos hechos poco conocidos; la confusa internación en el psiquiátrico y el piano que su mamá le regaló y luego vendió, y que pudo recuperar de adulta. La otra cara de la "rubia tonta" asfixiada por Hollywood la encontraron en sus escritos, poemas, relatos, cartas: "La busqué desde mí, de adentro hacia afuera. Siempre sentí mucha empatía, me espejaba de espíritu a espíritu".
La estadística no es oficial pero Eva Perón y Alfonsina Storni, son de las mujeres más representadas en el cine, el teatro, la música. Este año coexistieron dos "Alfonsinas": la escrita y dirigida por María Esther Fernández, que Guadalupe Berrino interpreta desde 2017, y la de Agustín León Pruzzo, con Déborah Turza, nominada a los premios ACE y Hugo. "Me cautivó su pensamiento, su fuerza, no solo sus poemas sino los textos periodísticos. En los ensayos me encontré con ella, y no deja de sorprenderme cada vez. Todavía no tiene el lugar que se merece", dice la actriz y cantante que realiza un mágico viaje por la cúpula de uno de los edificios Bencich.
Con Evita hay polémica asegurada. Inevitable pasión y muerte de Eva Perón, de Carla Mitre y dirección de Gabriel Devoto, se estrenó en 2011, pasó por varias salas y giras hasta este año, y volverá el 17 de octubre en función especial. Dos Evitas, la sana y la agonizante, aparecen en distintos momentos en ese devenir trágico y épico que la convirtió en abanderada de los humildes, y hasta dialogan en sueños acerca de lo no hecho, el renunciamiento, los miedos.
Para Alejandra Aristegui, los problemas económicos no son la causa de que haya más unipersonales. Para la actriz, autora, directora y productora de Rosa Luxemburgo, las mujeres nos ponemos al hombro estos proyectos de mucha dedicación. Empezó en 2006 a profundizar sobre la marxista polaca asesinada por la milicia nacionalista en Berlín en 1919, y estrenó en 2010. "La gente conoce el nombre pero no quién fue. La obra fue cambiando porque el feminismo tomó otro lugar", dice Aristegui, que este año viajó a Berlín por los 100 años y recopiló mucho más material documental de la "Rosa Roja" para emprender una nueva versión.
La protagonista de Mi nombre es viento, obra de Marcelo Adrián Sánchez surgió de audiciones. Mientras la mayoría de las participantes optaba por una interpretación realista, Karen Corzo Salinas probó con la cuerda del melodrama. Y quedó. "No quería el cliché de la heroína. El melodrama permitió trabajar las emociones", dice la directora Ana María Laisa, que planteó un trabajo donde música y vestuario ocupan un lugar central para construir la ensoñación de la Flor del Alto Perú. El peligro es caer en el bronce. Es en su poder arquetípico donde puede explorarse la trascendencia. Con este principio, el director peruano Alberto Isola trabajó con la loca y la santa, ambas enfrentadas con el orden patriarcal y silenciadas: "Juana no tiene voz propia en la historia y Teresa habla por sus escritos. Buscamos la naturaleza de Juana a partir de su encierro y la de Teresa, de su peregrinaje. Y recurrimos a ejemplos contemporáneos".
Un caso particular es el de Josefina Murphy, quien, a diferencia del resto, es muy parecida a su personaje. Escrita y dirigida por Franco Massa, un hombre fascinado por la figura de la princesa de Gales muerta en un accidente en 1997, Lady Di es abordada en dos aspectos, la mediática y la mujer no conocida públicamente. Hicieron una encuesta a unas cien personas sobre qué les venía primero a la mente cuando escuchaban su nombre. "Es mucho más popular de lo que se cree. Usamos esos audios en la obra. Hay coreografías, teatro físico, mucha emocionalidad expresada en el cuerpo. No queríamos parodia ni tragedia, ni burlarnos, ni el golpe bajo", dice Murphy.
Ganadora del ACE Revelación femenina 2018 por La furia del volcán, donde indagó en el otro lado de Ingrid Bergman, Marina Munilla, se mete este año con la política israelí Golda Meir, personaje que había protagonizado la actriz sueca en la miniserie de 1982. "Me encandiló su convicción, su ceguera frente al deseo, con ideales muy fuertes desde muy chica. Una mujer temible, bravísima, con mucho humor, masculinizada como pasaba con muchas mujeres con dotes de líder", dice Munilla, otra vez dirigida por Gerardo Grillea. La obra toma dos fechas claves, 1947 y 1969, cuando le ofrecen el cargo de primer ministro. "Parto de la corporalidad, una mujer de 60 y 80 años, características que ya te ubican rápido. Una chica me transforma la cara con arrugas y me alargo la nariz pero el pelo es mío", dice la experta en mujeres famosas. En todos los casos, voces de mujeres a las que la actuación les da una nueva chance para contarse.

 

Leni González. La Nación. 16/08/2019


Estrategia de luz: el otro no siempre es el infierno

Alberto Ísola relata el encuentro ficticio entre Teresa de Ávila y la reina Juana I de Castilla en el Teatro Británico.
“Juana, la loca, tiene una toca llena de caca para tu boca”. La frase se repitió tantas veces que quedó tatuada en la mente de Alberto Ísola. Él no sabe de dónde salió ni cómo se la aprendió, solo que está allí desde siempre. “Esa fue la forma en la que me acerque a ella –dice–, una forma bastante particular de quedarse en el imaginario colectivo”.
En efecto, Juana I de Castilla –más conocida como la ‘Loca’– ha trascendido como una mujer que amó demasiado y que, al no encontrar respuesta en su esposo, perdió la cordura. Para evitar problemas, la encerraron gran parte de su vida en una celda en Tordesillas.
“La gente se suele preguntar: ¿cuándo se volvió loca esta mujer? Hay muchas versiones, pero si te pones a investigar, catalogarla así era la excusa perfecta para sacarla del poder –señala Ísola–. Lo que ella vive es un complot espantoso entre su padre, marido e hijo. El tema de la locura se ha usado durante mucho tiempo y en situaciones de totalitarismo, pues es una manera de impedir que la persona ejerza el poder”.
Pero, además de ser víctima de sus familiares, Juana jamás tuvo voz. De hecho, todo lo que sabemos de ella es por otras personas. Y quizá por eso sea tan interesante la obra “Estrategias de luz”, que Ísola dirige este fin de semana en el Teatro Británico, porque por fin, y aunque se trate de una ficción, ella podrá hablar y expresar su sentir.

El encuentro
Casi como guardando una línea entre sus últimas obras, en “Estrategias de luz” Ísola muestra el encuentro ficticio entre dos personajes históricos que jamás coincidieron en vida. La autora Adriana Genta reúne dentro de una celda a Juana y a Santa Teresa de Ávila, mujer de fe conocida por cuestionar el orden eclesiástico de su época.
“Aunque estas dos mujeres compartían el mismo confesor, la unión nunca se dio, así que esto es un poco borgiano –comenta Ísola–. El mayor interés de la obra no es pegarse a la historia, sino que se esfuerza por mostrar el encuentro entre dos mujeres que eran consideradas difíciles por un sistema patriarcal, que es la Iglesia y el reino. El padre de Teresa la envió a llevar el consuelo de la fe a Juana, pero realmente se trató de un castigo, una forma de someter a una monja demasiado independiente”.
Si bien “Estrategias de luz” se monta en el Teatro Británico, el estreno mundial fue en Buenos Aires hace unos meses. Ísola estuvo de paso por esa ciudad y se encargó de llevar el montaje a buen puerto, lo que replica aquí en Lima con el mismo elenco de actrices.

El otro en cuestión
En medio de noticias sobre tiroteos y muertes, “Estrategia de luz” cobra mayor sentido. “Creo que la obra habla de ser distinto –afirma Ísola–, un otro en una sociedad que no lo permite. Para la autora, la imagen de la luz es la fe, y para mí es la posibilidad de identificarse con el otro, de hablarle, crecer con él, y eso, en un momento en el que la otredad es sinónimo de burla, en el caso más suave, o muerte, en el más violento, me parece pertinente”.
“En ‘A puerta cerrada’ de Sartre –agrega– se plantea el infierno como vivir el resto de la existencia en un cuarto con personas con las que te llevas muy mal. De allí la famosa frase ‘el infierno son los otros’. Al leerla me marcó, pero también me hizo pensar que la salvación sí existe y que está en los otros”.

Juan Diego Rodriguez Bazalar. El Comercio (Lima, Perú). 09/08/2019


Alberto Ísola: Hay promesas en teatro, pero no hay un sistema de audiciones

Cuando a los 15 Alberto Ísola cayó en cuenta de que el oficio de escritor era demasiado solitario, le bastó presenciar un ensayo para saber que el teatro era lo suyo. Cerca de 50 años después tiene en su haber más de un centenar de obras.
El turno es de “Estrategia de la luz”, que se estrenó bajo su dirección en Buenos Aires y que desde mañana tendrá cuatro funciones en el Teatro Británico. La coproducción peruano-argentina esboza un encuentro ficticio entre Juana la Loca y la monja Teresa Ávila.
 

¿Qué insumos debe tener una obra para que se anime a dirigirla?

Al margen de que sea una obra bien escrita, debe haber algo que me enganche. En este caso me interesó el tema de ‘el otro’: cómo te acercas a alguien distinto a ti, el encuentro inicial entre Juana y Teresa es muy violento. Una es agresiva; la otra, soberbia, pero de a pocos encuentran un lenguaje común y es fascinante.

Alguna vez un actor que usted formó dijo “Alberto no da respuestas, solo hace preguntas”.

Sí (sonríe). Lo primero para mí es contar la historia en el espacio y luego ir entrando en el espíritu de los personajes. Yo converso mucho con los actores, les pregunto qué pasaría si sucede esto o lo otro, buscamos similitudes en sus vidas, y se van encontrando las respuestas. Si impongo, anulo esa posibilidad.

Es un método socrático…

Totalmente. Es una exploración, yo no tengo las respuestas. En caso de ‘Estrategia de la luz’, para acercarnos a Juana o Teresa, fuimos con las actrices a hospitales psiquiátricos para ir construyendo.

¿La construcción de sus personajes también involucra hacerse preguntas?

Eso es más privado, ¿no? Yo normalmente no hablo de mi proceso de creación de personaje a menos que el director me pida cosas muy concretas. Pero jamás digo que el personaje es de tal u otra forma, sino por qué hace lo que hace.

¿Cómo le llegan los personajes?

Muchas veces he dicho “quiero hacer este personaje” y he buscado a un director. En televisión hay muchos estereotipos, alguna vez pedí ser chofer de combi, pero me dijeron que no podría porque no parecía chofer de combi, y eso me molestaba.

Que encasilla…

Mucho. El teatro sí me ha permitido hacer personajes distintos. Para el otro año hay una obra con Mateo Chiarella, [cuando definíamos los personajes] me preguntó cuál me gustaría, le dije ‘el más anónimo’. Quiero explorar eso también…

¿Quiere salir de los protagónicos?

Sí, me encanta. Hace unos años, en La Plaza nos alistábamos para “Incendios”, cuando Juan Carlos Fisher me preguntó qué papel me interesaba, yo tenía claro que el de un notario, él sorprendido me dijo “¡pero es un secundario!”. Entonces, le respondí que no, que para mí no funciona así, yo me fijo en el nivel de desafío que plantea.

¿Tiene criterios de elección fijados o es muy azaroso?

Lo primero es que sean personajes interesantes; lo segundo, difíciles. Ese es el criterio: que sea interesante aunque pequeño, pero que cueste.

¿Hay un mercado de teatro?

Ahí lamento ser pesimista o realista. Ahí yo siento hoy se hacen cosas muy buenas en teatro y a veces las salas están semivacías. Por motivos históricos, sociales y económicos el teatro aún no es parte de la vida cotidiana de las personas.

¿Y hay nuevas generaciones de actores? A veces se ven más de los mismos...

Las hay. Te lo digo porque soy profesor. Hay promesas, pero no existe lamentablemente un sistema de audiciones, como en otros países. Por eso siempre que hago un taller hago lo posible para que un director asista. Pero es difícil. Sí siento que no se les da suficiente espacio, además el medio esta sobresaturado porque hay pocas salas.

¿Y se debe únicamente a las audiciones?, ¿o hay otros motivos?

Está el tema de si uno es argollero, esta palabra tan limeña, a mí lo que me pasa normalmente es que prefiero trabajar con gente que conozco, no porque sea argollero si no porque mi trabajo se hace más viable, avanzo más rápido, los tiempos de teatro son cortos. Eso no significa que no me voy a abrir.

Usted tiene muchos años en teatro, ¿sus prioridades han cambiado?

Ahora lo que me entusiasma es que alguien me proponga lo que nunca hubiera imaginado. Estoy en una etapa en que lo que más me interesa, además del desafío, es la sorpresa.

Karen Rojas Andia. Gestión (Lima, Perú). 08/08/2019


Estrategia de la luz: una mirada a la sociedad patriarcal

Con Alberto Ísola en la dirección, llega al escenario una historia que muestra la lucha de las mujeres del pasado, en un mundo dominado por hombres.
El experimentado actor y director teatral Alberto Ísola nos presenta Estrategia de la luz, una obra que pone sobre la mesa el complejo tema del valor e influencia de la mujer dentro de una antigua sociedad dominada por hombres.
“Es muy interesante porque es parte de un hecho histórico real. Juana ‘La Loca’ y Santa Teresa vivían en la misma época y tenían el mismo confesor, el padre Francisco de Borja. Adriana Genta (la autora) imagina que el padre Francisco le pide a Teresa que vaya a visitar a Juana, pero en realidad fue una prueba, porque Teresa fue una monja que cuestionó muchas cosas de la Iglesia católica. Entonces, enfrentar a esta persona que había sido violenta y difícil es una prueba de su disciplina y de su capacidad de obedecer”, narró.
Esta obra intenta mostrar la forma en que estas dos mujeres cuestionaron sus destinos y a quienes los manejaron. “Cada una a su manera tiene un enfrentamiento muy grande con una sociedad patriarcal. Y la verdadera razón por la que Juana no accede al trono es porque su padre, su esposo y su hijo no quisieron que gobernara, y la locura de Juana, que supuestamente es por amor, no es realmente muy sólida”, explicó.
El director contó que esta obra fue estrenada en Buenos Aires (Argentina) hace unos meses y fue él el encargado de dirigir a las actrices Laura D’Anna y Teresita Galimany, quienes también actuarán en las cuatro funciones que se presentarán en el Teatro Británico.

Zoraida Peña. La República (Perú). 08/08/2019


Estrategia de la Luz

Puesta en escena es dirigida por Alberto Isola y protagonizada por las actrices argentinas Laura D’Anna y Teresita Galimany.
Escena Contemporánea y el Teatro Británico, presentarán del 9 al 12 de agosto, la exitosa coproducción peruano-argentina “Estrategia de la luz”, obra escrita por la dramaturga uruguaya Adriana Genta ganadora de IBERESCENA 2018-2019, dirigida por Alberto Isola y protagonizada por Laura D´Anna y Teresita Galimany.
Adriana Genta expone un hecho histórico imaginario transformado en parábola de la condición femenina dentro de una sociedad patriarcal. La reina Juana I de Castilla, conocida como “La Loca” y la religiosa Teresa de Ávila, convertida años después en Santa, tienen en común a un confesor, el sacerdote Francisco de Borja. A partir de este detalle, empiezan las visitas de la monja a su majestad, encerrada en una torre, con la finalidad de consolarla y socorrerla en un sentido puramente humano.
El encuentro entre Juana “La Loca” y Santa Teresa de Jesús arrancará voces de justicia y reflexión sobre el amor, la solidaridad, el silencio impuesto, la esperanza, el miedo a la muerte y la soledad. Pese a los momentos de soberbia y desconfianza por parte de ambas mujeres, ellas aprenden a enlazar sus corazones y analizar soluciones en una sociedad compleja. El contenido y la forma confluyen con textos de carácter intelectual, escenas de humor y un final solemne adecuado al entramado que identifica a la obra.
La producción de Escena Contemporánea, en complicidad con el Centro Latinoamericano de Creación y Difusión Teatral CELCIT de Argentina, cuenta con el respaldo del Fondo de Ayudas para las Artes Escénicas IBERESCENA y ha sido distinguida en Buenos Aires con el Premio Arte en la categoría Teatro independiente.

limaenescena.pe. limaenescena.pe. 05/08/2019


Estrategia de la luz: la fuerza de dos mujeres en las orillas del mundo

Me gusta hablar del teatro en sus variaciones estéticas porque me dispone a encontrar esa flor única que busca la abeja, cuando sobrevuela ciudades enteras, para asentarse en una sola. Cada obra busca sus flores, sale al encuentro de lugares que son sólo para esa dramaturgia, para expresar en detalle esa elección que deja ver su densidad, un camino por donde ha llevado su creación e invita al espectador a formar parte de ese campo enorme de flores, para transformarlo también en teatro, creando un compromiso en la escena.
El teatro convierte al mundo en lo que verdaderamente es el mundo, el mundo no es más que una escena en su revés, el teatro da vuelta el mundo en su carnadura única y transpira como cualquier trabajador. La historia es un simple ordenamiento de hechos lisos, pero de la mano del teatro se vuelve rugosa, tiene poros, suspira con hondura. Deja a la luz del día, en claridad pensativa, al mundo, como una criatura que grita desde la oscuridad, con un cuerpo vivo, que es al mismo tiempo el cuerpo del actor y el del espectador.
Qué vemos en la noche última de la vida de Juana “La loca”, en ese encuentro explosivo con Teresa de Ávila. Recogemos trozos de un diálogo histórico que nunca existió, una ficción necesaria que pone en escena estrategias de amor, para fundir en un solo cuerpo, a través de un último abrazo, la fragilidad humana.  Estrategia de la luz se vuelve campo de batalla pero la lucha es con la historia íntima, única, de cada personaje consigo mismo y de cada una para con la historia. Juana y Teresa ponen el cuerpo para crear, resistir, la noche es larga y en una habitación de un castillo sucio, alejado del mundo ordinario, espacio amurado, las palabras se vuelven cuerpo con la ondulación poética de los versos de Teresa y la furia lamento de una mujer que tiene corona pero no tiene reinado.
La obra presenta una escena en claroscuro que nos evoca las pinturas de Goya.  Es el espacio de lo singular y lo conjunto al mismo tiempo, somos Juana envueltos en trozos de tela de la historia de un pueblo, pero también envueltos en el espanto del grito que nadie escucha. La mugre es síntesis del engaño, el abandono, la soledad a la que es expuesta para quitarle poder.
Teresa de Ávila, Santa Teresa de Jesús, santa, Teresa, la escritora del Siglo de Oro español, la mujer apasionada, todos estos cruces históricos e íntimos que  lentamente caen sobre los textos de Teresa, en una literatura de resistencia, de bella resistencia, para una poesía que crea una trama social de época y la pone al frente como trabajadora, poeta, viajante. Teresa se desarma en versos y queda frente a la pasión. La ceremonia religiosa, ornamentada, puramente dogmática se deshace en una fragancia exótica que tiene mirada de mujer. Teresa se despoja de a poco de su investidura religiosa para hacer de su poesía una desnudez preciosa, sutil, que se recita a sí misma entre olores y llagas de la dolorosa Juana, un cruce de mujeres que luchan hasta la última gota de luz.
La puesta nos recuerda a esas hermosas escenas pictóricas de museos que ocupan todo un mural. Aquí se trata de una pintura dolorosa con dos cuerpos que buscan correr como caballos, con espadas como poemas, polvo como lamentos, cabellos como lazos que tejen preguntas, deseos, razones. Un cuadro que de a poco introduce al que mira en esa batalla que intenta no un acuerdo, sino un lugar común desde dónde crear sensibilidad. No importa cuántas razones, qué tiempo histórico nos convoca, es preciso llegar a ese lugar último que es lo fraterno. Los cuerpos se deshacen de razones prácticas para brillar en la oscuridad y ya no vemos los harapos sucios sino que sólo sentimos la piel poética del teatro.
En el teatro el entendimiento es a otro nivel, convoca otros sentidos, compromete la sensibilidad,  entendemos con el cuerpo como lugar de resistencia a la razón pura. En Estrategia de la luz ese campo de lucha es la pasión como lucha primera. Se deja ver en las telas rotas, en ese cuerpo de Juana como un pájaro viejo que sobrevuela al ras de la tierra, pero pinta la escena con una profunda poesía. La paleta está hecha de grises en su encierro, pero para Juana la lucha, su corona, su reinado, es sobre sí misma y el color está en su voz que grita como un pájaro perdido en medio de la noche.
Qué importa si hay o no hay dios que salve a la reina, si Juana cree o no cree en dios, si Teresa cumple con el precepto final de dar una palabra de fe a una moribunda. El punto de partida siempre es el abrazo, la cuna, el regreso a lo más elemental humano: el amor. El rito de la religiosa o la magia de la reina, quizá sólo se trate de un cuerpo poético, de la fuerza originaria de dos mujeres que viven en las orillas del mundo y que se han salvado del poder.   

Gabriela Oyola. baenred.com. 28/07/2019


La estrategia de la luz de Adriana Genta

Entre las luces y las sombras, la fe y la mìstica del amor.
Dos mujeres, dos historias que una noche unirá en el amanecer de una de ellas a la luz de la eternidad. Adriana Genta reúne a dos figuras históricas, míticas, de las que mucho se ha hablado, vilipendiadas las dos, por una voz masculina entre la fuerza del poder político, en el registro del poder religioso. Ambas entre uno y otro son consideradas, locas, porque se oponen desde una identidad irreductible a los mandatos, a seguir sin pensamiento propio. Su textualidad descansa en la construcción de los personajes entre la referencia histórica y la mirada femenina sobre la misma.
Juana de Castilla, Juana la loca, y Teresa de Jesús, Teresa de Ávila, llevan adelante en la textualidad dramática un diálogo posible entre dos mujeres que buscan calmar el fuego del amor que las inunda por sus esposos, Felipe el Hermoso para la reina, Jesús de Nazareth para la monja. Las dos conocen su castigo por desobedecer y conocer más que lo que se les pide. Por hacer gala de un deseo que las consume, y que logra al mismo tiempo fortalecer su espíritu en los tiempos aciagos que atraviesan. (1)
En un espacio escénico, que se expande hacia arriba, donde el personaje de la monja comienza su narración como un racconto en la carta que le escribe al Obispo Francisco de Borja, entre cortinas de luto, aparece la figura de la reina, su cama sobre el féretro de su esposo, sus escasos bienes guardados en un baúl y su figura destruida por el tiempo, el mal trato, y la desesperación de su alma. Como llegar a la intimidad de su atormentado espíritu, se pregunta Teresa, y pide para eso la ayuda de su señor, como una súplica, un ruego, y un mandato, porque si está allí, y él la envió, no debe abandonarla en el medio de la lucha.
El bien y el mal luchando en el cuerpo y el alma de las dos mujeres, la que cree hasta el paroxismo y la que nunca creyó ni en el lecho de su muerte. Las actrices realizan una excelente performance en su trabajo, de ser esas dos mujeres poderosas y atacadas, con una sensibilidad que atraviesa la platea, y nos deja percibir y sentir en el cuerpo el dolor que sienten en el propio, y el desafío de una lucha entre el cielo y el infierno. Teresita Galimany como Juana, y Laura D’Anna como Teresa, nos llevan en una coreografía que siguen alrededor de sí mismas, a conocer una época y sus preceptos, a ver el interior de sus personajes con una intensidad conmovedora.
Su labor está muy bien armonizada por la dirección de Alberto Isola, por la iluminación de Soledad Ianni que apoya los climas y las sensaciones, y un vestuario con el diseño de Alejandro Mateo entre funcional y simbólico a la vez, que nos ubica temporalmente, y le suma a la semántica de las palabras una imagen que habla por sí sola. La de la piedad, cuando el cuerpo de una descansa en los brazos de la otra en un momento final, donde el abrazo es cuna y sepultura.
Una puesta intensa, interesante, un texto que busca rescatar a dos figuras femeninas casi siempre descriptas por la percepción masculina, pero que buscan su voz propia en la escritura de la dramaturga como lo hicieron en vida desde la palabra de sus memorias. (2)

1) Como afirma sobre Teresa de Jesús su biógrafo Pierre Boudot: “En todas las páginas (del libro de su vida) se ven las huellas de una pasión viva, de una franqueza conmovedora, y de un iluminismo consagrado por la fe de fieles. Todas sus revelaciones atestiguan que creía firmemente en una unión espiritual entre ella y Jesucristo; veía a Dios, la Virgen, los santos y los ángeles en todo su esplendor, y de lo alto recibía inspiraciones que aprovechaba para la disciplina de su vida interior. En su juventud las aspiraciones que tuvo fueron raras y parecen confusas; sólo en plena edad madura se hicieron más distintas, más numerosas y también más extraordinarias.”
(2) Los reyes Fernando y Carlos trataron de borrar cualquier vestigio documental del encierro de la reina Juana. No hay rastro de la correspondencia intercambiada entre Fernando y Luis Ferrer, y Carlos V parece haber tenido el mismo cuidado. Incluso Felipe II ordenó quemar ciertos papeles relativos a su abuela. (Wikipedia)

 

Mariángeles Sanz. Luna Teatral. 07/07/2019


La loca, la santa y el desafío de encontrarse a pesar de la Historia

Desde hace varias semanas, está en cartel la obra Estrategia de la luz, dirigida por el prestigioso actor y director peruano Alberto Isola. Una historia con dos protagonistas, Juana “la loca” y Santa Teresa de Ávila, encarnadas de forma excepcional por Teresita Galimany y Laura D’Anna. Un encuentro imaginario entre la reina y la monja en el que subyace la fuerza de las voces que, desde el encierro y la soledad, trascendieron en la Historia.

Escribe Isola: “¿Cuál es la «estrategia de la luz» de la que habla Adriana? Lo primero que me viene a la mente son los versos de una canción de Leonard Cohen: “There is a crack in everything / That´s how the light gets in”. “Hay una grieta en todo / Y por allí entra la luz.” Como metáfora, la luz, para el encuentro y abrazo entre dos mujeres. Tal vez esta metáfora se cruce con el deseo de Alberto, Teresita y Laura, de homenajear a la autora de la obra, la gran actriz y dramaturga uruguaya Adriana Genta, fallecida en 2017. De ella, del texto y la experiencia de este trabajo escénico hablan en la siguiente entrevista para Corriendo la voz, las dos actrices y el director.

¿Cómo les llegó este texto, este cruce de dos mujeres tan importantes?

TERESITA GALIMANY: La obra es de Adriana Genta, una compañera nuestra de muchos años que murió hace un par de años. Y esta es la última obra que ella escribió. Siempre le estaba dando el último arreglo, la estaba ajustando. Había ido a Perú para el estreno de otra obra con Alberto. Adriana enferma y, bueno, como ellos habían estado conversando en Perú sobre esta obra, un día él me escribe y me dice: “qué te parece si hacemos Estrategia de la luz, la última obra de Adriana.” Y a partir de ahí, se fue armando el equipo. Le dijimos a Carlos Ianni que podía ser un proyecto entre Perú y Argentina y que Iberescena nos diera una mano con eso. El coreógrafo también es de afuera y se fue armando así, a raíz de esta invitación de Alberto, en realidad.

ALBERTO ISOLA: Es una linda obra, Adriana es una persona muy querida y, de alguna manera, es un homenaje a ella. Eso lo hace más importante todavía.

¿Cuándo viste que el texto podía llevarse a escena y dijiste, es este?

AI: A mí me fascinó desde el comienzo la mirada sobre estas dos mujeres, que son dos mujeres históricas de las que se ha escrito mucho. Me fascinaba cómo ellas llevan al final algo que Adriana llama la fe, la luz, y que para mí es la solidaridad. Entonces me gustó mucho eso. Me pareció, además, sin jalarlo de los pelos, muy contemporáneo. Y eso es lo que más me atrae. Cómo estas dos personas, tan distintas, tan particulares, y al mismo tiempo tan parecidas, porque eran dos mujeres, con muchas dificultades en las sociedades de la época, se llegan a comprender y abrazar. El abrazo final es una imagen maravillosa. Creo que dice algo de lo que yo sigo creyendo a pesar de todo, que es que la única posibilidad real que tenemos somos nosotros mismos.

Como un asidero en nosotros mismos…

AI: Exacto, exacto. Porque uno se pregunta, ¿a qué nos vamos a aferrar hoy en día?, y yo siempre pienso que a los demás. Jean Paul Sartre decía que el infierno son los otros. Sí, pero también el cielo. ¡Las dos cosas!

Y la posibilidad del trayecto entre uno y otro.

AI: ¡Exacto…! hay un trayecto hacia el encuentro. Al comienzo parece imposible. Es más, todo está dado para que no se dé. Es demasiado. Son demasiado distintas, hay mucha desconfianza de parte de una. Hay una cierta soberbia de parte de la otra y, entonces, lo apasionante de la obra es como eso se va quebrando y al final llegamos a donde llegamos. Además, lo interesante, es que Adriana me habló de esta obra por primera vez en un convento, en Lima, donde hicimos Estrella negra, que es una obra de ella y participó del festival. Las funciones se daban en el claustro de un convento. Y en el jardín de ese claustro ella me contó sobre la obra y me pareció increíble. Me dijo simplemente, estoy escribiendo sobre esto. Y hoy, ahora, nosotros, estamos aquí.

¿Ustedes conocían el texto, o sabían que ella trabajaba en este texto?

TG: Yo creo que había leído una primera versión hace unos años. Al que conocía era a Alberto. De mucho tiempo atrás, de Venezuela. Yo vivía allí y él fue mi primer director. Entonces seguimos en contacto y por eso es que me pregunta. Y por la relación que tenía con Adriana.

Claro…

TG: Se armó un poco así, ganas de un homenaje a ella y ganas de volver a reunirnos. Y la posibilidad de Iberescena que nos permitió hacer una producción así entre los dos países, Argentina y Perú.

Y cuando decidieron hacerla, ¿cómo fue el proceso de ensayo, investigación?

LAURA D’ANNA: Yo me enteré de esto en diciembre e inmediatamente fue empezar a trabajar. Mi relación con Teresita viene de hace muchos años y mi relación con el CELCIT también porque es como mi casa. Me formé acá con Juan Carlos Gené y Verónica Oddó. Mi encuentro con el texto fue en diciembre y fue empezar a leer, porque, claro, son personajes reales, de la Historia. Entonces, te han llegado cosas de estos personajes pero lo primero a lo que te agarrás es a la Historia. Después empezás a ver películas, después empezás a leer libros y después… ¡empezás a estudiar el texto!

TG: ¡No quería acotar, ni interrumpir!, pero después empezás a estudiar la letra…

De hecho era una de las preguntas, si conocían a los personajes, a las figuras reales antes de los personajes de la obra…

LDA: Sí, claro, y eso a veces te juega en contra porque son monstruos, son muy grandes y están como muy imponentes…

TG: Muy instalados…

LDA: Y muy relacionados con la sabiduría, la mujer literata del Siglo de Oro español, la Santa, en el caso de Juana…

TG: ¡La Loca!

¡Claaaaaro!, toda la construcción sobre su locura… ¿A vos Alberto, te interesaban desde antes del texto de Adriana?

AI: Te confieso que Juana no. Porque uno la ve como un cliché, cosa que la obra destruye completamente. Inclusive las películas, hacen lo mismo. Teresa siempre me había interesado, porque además una de sus frases es uno de mis mantras, cuando dice “nada de turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda. La paciencia todo lo alcanza”, esa frase, que siempre vuelve a mí.

Impecable… en cambio Juana…

AI: …yo creo que la Historia ha sido más justa o más gentil con Teresa que con Juana. Esta imagen de “la loca”. La loca por pasión. Y después te das cuenta lo que Adriana muestra, que el tema de la locura es mucho más complejo. Que además es una locura que, indudablemente, se acrecienta con la situación en la que vive, cuarenta años encerrada. Creo que lo fascinante de la obra es que la mayoría de nosotros llega a Juana como Teresa llega a Juana. No sabemos, y nos preguntamos por el personaje. Creo que el primer día les canté una cancioncita infantil limeña que era mi única imagen de Juana, te la voy a cantar, es terrible: Juana la loca / tiene una toca / llena de caca / para tu boca

TG: Me acuerdo…

AI: Esa era la imagen. Y Juana “la loca” para mí siempre fue eso, es alucinante. ¡Es una cosa que cantan los niños! Decía qué curioso, de dónde viene eso.

Creo que acá no queda ni huella de Juana…

AI: Es una cancioncita de niños y yo la cantaba también. Una imagen muy violenta.

LDA: Pero mirá, mi mamá me hablaba de Juana “la loca”. Es hija de catalanes y me hablaba con cierto romanticismo de Juana. Entonces, mi mamá, sumisa, madre de cinco hijos, enamoradísima de su marido y que se llama Dora Juana. Ella tenía el discurso de la sometida, como que Juana era una bandera silenciada.

TG: Y una más de las mujeres encerradas de por vida, prácticamente, para sacarla del medio.

AI: Exacto, claro…

Y eso que mencionaba Laura es tan importante. Cómo lo que parece silenciado tiene una dimensión más profunda que subyace, que a veces son voces que están gritando, como dice Galeano, y que en la vida cotidiana sí se escuchan entre mujeres, aunque no se escucha desde afuera, ¿no? Aunque no tenga el reconocimiento del afuera, público, pero que son historias de las vidas cotidianas que de alguna forma sí reconocemos. Y que han gestado grandes subversiones y resistencias.

AI: Absolutamente, y eso pasa en la obra. Hay un momento hacia el final donde Juana le dice a Teresa: “monjita, esa es mi historia.” Hablan de lo mismo. Yo nunca más hablé con Adriana sobre la obra pero me da la sensación de que eso era lo que más le importaba. Esta capacidad de trascender las limitaciones, los prejuicios y realmente mirarnos y creo que en ese sentido la obra es absolutamente contemporánea.

Además está el relato oficial y luego la apropiación que se hizo desde, por ejemplo, las narrativas feministas. Difícil acercase a la historia de estas mujeres con todas las interpretaciones y reescrituras que se hicieron sobre ellas desde diferentes posiciones ideológicas y teóricas…

TG: ¡Claro!, porque vos leés a Juana, pero lo mismo pasa con Teresa, leés la Historia oficial y es una cosa, leés la escrita por mujeres y es otra mirada, más abierta sobre el poder y el encierro de la mujer, la estigmatización. El famoso empoderamiento que se le negaba por el cual termina encerrada. Bueno, con todo eso vas haciendo de esos dos caminos de lectura e investigación, vas haciendo tu combo.

LDA: Sí, y de alguna manera Teresa se autoencierra, elige el matrimonio por conveniencia de la religión para zafar del otro programado para la mujer de ese momento. Entonces puede leer todos los libros, un libro nuevo. Si no leía todos los días un libro le faltaba algo, podía escribir y podía, sobre todo, que creo que es la singularidad de Teresa, tener esa consciencia introspectiva. Esto de autoexigirse escribir todos los días su discurrir de la consciencia. Inspirada en San Agustín, incitada por su confesor, lo que sea. Nos da como un reflejo muy vivo, muy interesante de una… ¡como un Hamlet!, tal vez, de una mina que se está cuestionando todo el tiempo. Y hay una sinceridad…

Y que abre esa otra dimensión que no sólo se trata de encierro y estigmatización sino de libertad en su escritura que nos importa hasta hoy, trascendió.

LDA: Igual acá se encuentran…

TG: …en la vida real nunca se encontraron de verdad. Coexisten en el tiempo pero Teresa era mucho más joven y Juana ya está en el final de su vida cuando Adriana Genta ficcionaliza ese encuentro.

Claro, y ustedes luego tienen que olvidarse de esa historia real y apropiarse del texto y construir el personaje…

TG: Y construir este encuentro…

LDA: …eso es lo más difícil, ese es el desafío…

Y a partir de ahí, ¿qué personajes construyen?, ¿quiénes son esta Teresa y Juana que presentan?

TG: No sé, yo eso no lo definiría. De verdad, es como… Yo como actriz trato de aproximarme, es una mezcla de lo que me fue quedando, lo que investigué, descubrí y de lo que mi sensibilidad acompaña de eso. También de lo que el director ve y te va pidiendo, de lo que el texto da. Yo creo que fue una genialidad de Adriana producir un encuentro entre estas dos mujeres y que en el escenario pasa algo, que es la gente la que define los personajes. Yo por lo menos no la defino. Creo que con las funciones voy sabiendo más cómo es, quién es, pero ahí, en este encuentro con Teresa, en las circunstancias de la obra. Porque yo te puedo decir, bueno, es una mujer encerrada, muy preocupada por sus hijos, que fue perdiendo la razón, para mí, por el mismo encierro. Pero me parece que nada de eso va a definir quién es este personaje. Que es mucho más grande que lo que nosotras podamos llegar a representar. Muy compleja. Juana es muy compleja, tiene muchas aristas. Tiene delirios, un amor inmenso por sus hijos y esta cosa de que nunca los ha visto a todos juntos, se los quitaron a todos. Cosas muy crueles, mucho maltrato. ¿Qué va quedando de todo eso al final de la vida?

¿Te resuena en el presente todo eso?

TG: Me resuena, sí. Creo que sabemos que el maltrato hacia la mujer, el quitarle poder, el no dejarla hacer tal cosa u otra. En algún punto no son dos mujeres tan alejadas, en algún punto son dos mujeres muy modernas. Representan la problemática de las mujeres hoy y quizás de todos los tiempos. Pero hoy hay una lucha muy abierta.

Y tal vez una consciencia para leerlas, para mirarlas.

TG: Sí, se las mira desde otro lugar.

¿A vos con Santa Teresa te pasa lo que comentaba ella sobre la escena y cómo se van a ir resolviendo los personajes?

LDA: Sí, yo creo que lo desafiante es eso que te decía antes, pasar al cuerpo todo esto que sabemos con la cabeza. O que va dando vueltas y de alguna manera te presiona, te define, te incita, bajar al cuerpo pero, además, como lo escribió Adriana es un encuentro. Y ese encuentro tiene que suceder. Y es de una impotencia atroz lo que le pasa a Teresa, que viene con toda su santidad y todo su discurso, con toda su alianza con dios y no lo puede transmitir.

Claro…

LDA: Entonces todos los días es una lucha, cada ensayo. Cada función. Yo creo que la grandeza de la obra es que va más allá del encuentro entre dos mujeres, es el encuentro de dos universos diferentes. Que piensan distinto. Que tienen concepciones de la vida distintas.

TG: Y que empezamos desde lugares muy distantes. La obra trata de llevarnos a algún territorio común que es lo que creemos que es la estrategia de la luz. Esa posibilidad de llegar a algún lugar, de conducirnos hacia ese encuentro.

¿Qué tipo de encuentro?

TG: Yo creo que Adriana, por cómo era ella, tenía una enorme necesidad de unir lo místico, lo divino, con lo corporal, lo terrenal, la pasión. El misticismo era muy importante para Adriana. Era una persona muy apasionada, de convicciones muy fuertes y un sentido de justicia muy fuerte. Pero además con una corporalidad seria, una encarnadura muy firme. Entonces estos dos aspectos de ella, lo religioso, ella tenía una fe… No religiosa, dogmática, pero era conocedora, tenía fe profunda. Creo que fue la persona de más fe verdadera que yo conocí en mi vida. Yo creo que ella quería unir esto en ella.

Una osadía unir la carne con la fe, es realmente una insolencia, por lo tanto es una campaña dificilísima…

AI: Además es una de las características más importantes de Teresa…

LDA: No por nada es Teresa de Jesús, su nombre. Ella toma lo más carnal.

AI: Lo vuelve, al mismo tiempo, todo muy concreto. Era alguien que fundó conventos, que caminaba por todos lados, que tenía una mirada no aristocrática de la Iglesia sino todo lo contrario.

Hoy tendría Instagram…

AI: ¡Por supuesto!

TG: ¡Peero la carne al asador la ponía Juana! Es mezcla, porque creo que si estuvieran en Teresa esos dos polos no habría obra. Porque tiene que unirse algo. Es casi ideal este misticismo teresiano tan sensual, sensible. Pero la otra pone los ovarios. Esa unión es clave.

Sobre esto que decís y volviendo un poco a lo que decía antes Laura sobre cómo Teresa de Ávila se apropia del cuerpo desde su nombre mismo al referir a Jesús.  Que es también una separación insalvable. Por un lado, la construcción histórica, poética y mística del cuerpo de Jesús y, por otro, su contradicción con el espíritu.  Esa división de la carne y el espíritu. Porque hablar de Dios es entrar en otro territorio, metafísico, se nos escapa, se fuga mucho más rápido, pero a Jesús lo podemos anclar y traerlo… Ahora estoy diciendo tonterías pero pienso en que tal vez fue una estrategia de Teresa para escribir, para abordar la escritura, una alianza con esa contradicción…

AI: Puede ser, sí. Además, su libro es…

LDA: El libro de la vida, lo tengo. Que es donde te decía de esas confesiones constantes que ella hace donde todo el tiempo se está poniendo en jaque a ella misma. Con una capacidad de introspección, de amarrarse a sí misma que es increíble. Por eso, no  en vano, es un exponente de la literatura.

Es ella también un personaje en su propia obra…

LDA: …exacto…

AI: Una de las contradicciones y una de las frases más lindas de la obra es un momento, cuando Juana dice: “a mí me llaman loca, y a ti te llaman loca pero igual te envían para convertirme, pero te llaman santa.” Es muy interesante esa mirada, ¿qué hubiera sido de Juana si no la hubieran encerrado, si hubiera tenido la posibilidad de acceder a cierta cosas? Pero cuarenta años… ¡la encerraron de por vida! Entonces es muy interesante esta mirada de una sobre la otra. Son dos mujeres sumamente inteligentes, dos personas difíciles también.

¿Qué es lo difícil?

AI: El contacto entre ellas, sólo cuando una deja de hablar, de alguna manera, con la cabeza y aparece el corazón y los ovarios, es que realmente la cosa… ¡Es bien interesante! y creo que por eso las eligió Adriana. Además, a nadie se le hubiera ocurrido una idea así.

LDA: Y también hay algo importante, se trata de una moribunda. Y se trata de alguien que está al lado de una moribunda. Y eso lo vivimos todos, todo el tiempo. Y entonces hay momentos muy reconocibles, desde el olor, hasta el hartazgo, la bronca, caprichos.

El encuentro es el objetivo que tienen en común, de alguna forma, como un destino o llegada y no tanto un punto de partida, tal vez…

TG: Exacto…

AI: El abrazo…

LDA: Esa es la estrategia de la luz. Alguien dijo que era la estrategia del afecto.

TG: Sí, también.

LDA: Lindo fue eso…

Andrea Beltramo. Corriendo la voz. 04/06/2019


El sigma sobre Estrategia de la luz

"Actuación impecable de Laura D´Anna y Teresita Galimany en un intenso entramado de sensibilidad humana que transporta al espectador a un mágico espacio donde lo que se esgrime es, precisamente, de qué manera hallar esa "Verdadera Luz", único camino para transitar la espiritualidad y hallar el lugar que cabe a cada quien en la Gran Arquitectura Universal. Juana "la Loca", viuda de Felipe el Hermoso; y quien será la futura Santa Teresa de Ávila - dos mujeres anhelando el encuentro con el ser amado - siembran interrogantes vigentes en todos los tiempos, por su trascendencia. Espectáculo teatral ineludible. Debe destacarse el singular texto de Adriana Genta tanto como la hábil dirección de Alberto Isola. La escenografía y vestuario, debidos a Alejandro Mateo completan las exigencias de la puesta."

Antonio Las Heras. FM Cultura. 03/06/2019


Certezas en jaque. Sobre "Estrategia de la luz", de Adriana Genta

Sucede a veces que texto y vida se unen. “Estrategia de la luz es un legado”, apunta una de las actrices entrevistadas tras este estreno en el CELCIT. Su autora, Adriana Genta, deja aquí “señas de identidad” e inquietudes que interesa no soslayar. Nacida en Montevideo (Uruguay) en 1952, adoptó la nacionalidad Argentina tras instalarse en 1974, y falleció en Buenos Aires el 9 de febrero de 2017. Dramaturga premiada, actriz, guionista de cine y radio e investigadora teatral, supo de la buena recepción de sus obras en teatros de América y Europa. Un primer incentivo de Estrategia... es preguntarse ¿cuál es esa luz? ¿Es la pista de un fenómeno místico? Y esto porque los personajes son aquí la monja carmelita Teresa de Ávila, que nació en 1515, murió en Alba de Tormes (Salamanca) en 1582, y fue canonizada como Teresa de Jesús.
El otro personaje histórico de esta obra es la destronada reina Juana de Castilla y Aragón, nacida en Toledo en 1479, a quien su propia familia consideró insana y recluyó en Tordesillas (Valladolid) desde 1509 hasta su muerte en 1555. Si bien no hay testimonio de que estas dos mujeres se hayan tratado, la autora ideó un encuentro posible, dando espacio al dolor de una Juana atormentada por su encierro, sus llagas y el padecimiento del desamor, y a una joven monja dispuesta a entregar afecto a esa soberana de 76 años que delira. Si algo podía acercarlas es aquello que con cierta ligereza suele denominarse comprensión.
Es así que la obra condensa situaciones de furia y derrota, acaso necesarias para develar realidades interiores. “Verdades” que trasmiten con intensidad la actrices Teresita Galimany y Laura D'Anna en los roles de la reina Juana y Teresa de Ávila, las dos compañeras de escena en otras obras y en puestas de la actriz chilena Verónica Oddó y del recordado Juan Carlos Gené, dramaturgo, actor y docente, quien fuera director del CELCIT hasta su muerte, espacio hoy conducido por el dramaturgo, docente e investigador teatral Carlos Ianni. La dirección de Estrategia... es del premiado actor y director peruano Alberto Ísola, conocedor de la producción de Genta y director de Estrella negra, una de sus obras estrenada en Lima (Perú).
Sin duda el tema de la luz recorre la obra, asunto que no se limita a los creyentes. Pensadores de toda época le dedicaron tiempo y debate en textos y propuestas teóricas. Filosofías de la luz y la oscuridad, discutidas alusiones a lo bello y lo tenebroso, y percepciones sobre las que se explayan las actrices en esta entrevista.

Laura D'Anna: -Esa luz de la que habla el texto se abre paso desde el inicio, desde los intentos de Teresa por aliviar los males físicos y mentales de Juana hasta el momento en que Teresa siente caer sus certezas y dirá “no puedo más”. Ese despojamiento es sabiduría.

Teresita Galimany: -Porque lo que intenta dar no es un simple consuelo. La “luz que hace camino” en la obra va más allá de si quien la busca es creyente o no. La reina que deseaba al hombre con el que la casaron de joven (el archiduque austríaco Felipe el Hermoso) acabará diciendo que no quiere hablar más de él, ni de sus traiciones ni de su muerte. Por eso, cuando deja de maltratar y burlarse de la monja que le ofrece acompañarla en el final de su vida, le pedirá ayuda. En ese momento también habrá “verdad” porque allí son sencillamente dos mujeres “desprovistas”, una de la corona y otra de la cruz.

--Finalmente libre de prejuicios...

D'Anna: -Sí, porque Teresa no llega a eso por deber, por cumplir una supuesta misión de Dios, o porque se lo ha encomendado su confesor Francisco de Borja, también confesor de Juana. En la obra la luz identifica a un encuentro verdadero.

–Suele decirse que el escepticismo es inútil y el dogmatismo dañino. ¿A qué se debe la resistencia a no dudar de las “verdades” propias?

D'Anna: -Es una forma de creerse más inteligente que aquél otro que piensa distinto. Una puede decirle a alguien “bueno, vos pensás eso, pero yo te voy a querer igual”. Otras veces se actúa así por soberbia. Pero no hay que desarmarse ante la resistencia del que cree tener todas las verdades. Esto también aparece en la obra, y “bordado” con mucha delicadeza por la autora.

Galimany: -Eran diferentes, pero vivieron situaciones parecidas: se desconfiaba de ellas, aunque a Teresa de Ávila, que escribió tanto, y entre los últimos libros Las Fundaciones (sobre la reforma de los conventos), después la convirtieran en Santa. No se llevaban bien con las instituciones que les había tocado, y el patriarcado dominante trató de “esconderlas”. A Juana se la confinó en una torre y a Teresa se la criticó mal. Es interesante ver en esta obra cómo, partiendo de experiencias tan distintas, conectaron con lo esencial de cada una.

–¿Lo esencial como aquello que cada persona guarda en su interior y no es develado?

D'Anna: -Cuando leí la obra y me acerqué al personaje de Teresa sabía que era una poeta mística del Siglo de Oro Español, y fue difícil sacarme de encima al gran personaje. Después de una segunda lectura pensé en el cuidado de la persona que acompaña a morir a otro, y en lo que viví con mi mamá. Pensé en esa larga agonía donde uno tiene que bancarse los olores, los desplantes, los sufrimientos, las broncas... Situaciones de las que también habla esta obra. Y es cierto eso de lo esencial. En la obra, Teresa de Ávila, mi personaje, dice “No he podido llegar al Castillo Interior de su alma”. El concepto “Castillo Interior” es contundente. Ese Castillo está en Las Moradas, el último libro que escribió y donde Teresa no se aparta de la idea de que las monjas se instruyan, sepan leer y escribir y no se hagan las “distraídas” con ellas mismas. Que conozcan su interior para conocer el interior de los otros.

–Actitud deseable también en otros ámbitos...

Galimany: -La historia ha revisado la figura de Teresa y también la de Juana, sobre todo en los últimos tiempos. Durante décadas Juana fue “La Loca” encerrada en una torre. Hasta hubo una película, en blanco y negro, de la época franquista, que era terrible. Se ha revisado cuánto de locura había en ella, y qué locura. Lo que había era en realidad una mujer de 30 años a la que le cae la corona encima, porque no era la heredera pensada para la corona. Tuvieron que morir tres antes que ella. Tampoco Juana tenía intencióm de ser reina. Cuando la nombran estaba en perfecta condiciones de asumir. Pero ¿qué pasó?: su padre primero, su marido después, que muere; y después su hijo vieron que encerrarla era lo mejor para sus propios intereses. Por supuesto, después de estar cuarenta y seis años encerrada, cualquiera enloquece. La encierran con su hijita recién nacida y después se la quitan. Ella resistió esto, y creo que tenía una entereza enorme. Sabía en qué situación se encontraba. Después fue buscando excusas: mis hijos no me visitan porque viven en tierras lejanas... y otras negaciones. El texto de Adriana muestra esa soledad y la dificultad de Juana para admitir que una monja empatice con ella. Cualquiera que haya vivido situaciones de enfermedad con locura o demencia precoz o Alzheimer sabe lo tremendo que es vivir con eso. Esta Juana delira pero también dice verdades y el daño que sufre no es por amor sino por desamor. “Nadie me amó -dice mi personaje-, salvo ese abrazo de mi madre, una vez, y nadie más”. Adriana tenía el deseo de destacar a las mujeres fuertes, y fue fiel a sus historias. Lo que escribe en Estrategia … es verídico. La diferencia es que lo ofrece de manera poética. El día del estreno en el Celcit, su compañero nos decía: “Todavía hoy no puedo creer cómo Adriana escribió esto dos años antes de su muerte”. Claro, es lo que ella vivió. Después de cierto recorrido por la vida, creo que todos hemos pasado por esto de acompañar a alguien hasta el final. Adriana había vivido lo que cuenta la obra, y después lo vivió en ella. Por eso digo que Estrategia de la luz es su legado.

Hilda Cabrera. Tablas y palabras. 01/06/2019


Alberto Isola: «Decir Juana la loca es decir que las mujeres sufren por amor y no pueden hacerse cargo del Estado»

El director peruano habla sobre la obra "Estrategia de la luz".
Alberto Isola de Lavalle nació en Lima, Perú. Es sin dudas una de las más destacadas figuras del teatro peruano y un referente del mismo: actor, director, productor y docente, es un referente para las artes escénicas peruanas.
Durante su larga carrera con más de 80 obras como director, Isola ha tenido un intercambio constante con figuras del teatro de Suramérica. No es casual que este año se encuentre montando entre Buenos Aires y Lima Estrategia de la luz obra de Adriana Genta, actriz y dramaturga nacida en Uruguay, pero radicada en Argentina desde 1974, con la actuación de dos argentinas,  Laura D´Anna y Teresita Galimany. La puesta cuenta con la producción del CELCIT, Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral y Escena contemporánea, la compañía de Isola en Perú, además del apoyo de Iberescena.
Esta es la tercera oportunidad en la que Isola monta una obra en Buenos Aires. La primera fue en 1988 cuando dirigió a un grupo de actores jóvenes en el montaje de una obra que se llamaba “El dragón” de un autor ruso, Yevgueni Shvarts. Luego en el 1996 dirigió a la comedia juvenil del Teatro Municipal San Martín, haciendo “La conquista del polo sur” de de Manfred Karge.
Estrategia de la luz parte de la supuesta visita de Teresa de Ávila, religiosa mística y mítica que sería Santa Teresa, al altillo donde se encontraba encerrada la reina Juana I de Castilla, más conocida como Juana la loca, en la semana santa de 1555. “Estas mujeres, perteneciendo a un tiempo muy anterior, reflejan en sus vidas muchos de los problemas que las mujeres, aunque no solo ellas, tienen que enfrentar en el mundo contemporáneo”, explica Isola a Nodal Cultura.
La luz es en la puesta una referencia simbólica y un elemento narrativo concreto. Ambas mujeres deben enfrentar, como refirió el director, un régimen de imposiciones políticas, religiosas y concretas sobre sus cuerpos, pero a la vez son vetadas por su misticismo, por su religiosidad que surge de una iluminación interior, de una visión que va más allá de la mitología católica. Esa construcción de un universo deseante, de una fe profunda que atraviesa sus cuerpos y sus ánimos y que supera la práctica ritual, también las constituyó como mujeres que fueron más allá de lo que su tiempo parecía permitirles. Eso está presente en los textos, en el trabajo corporal delicado y doliente de las actrices y en la puesta en escena que combina la luz (física y concreta), las sombras, el espacio fuera de escena, los sonidos y hasta los aromas para construir un espacio que pone en juego dialéctico el encierro con la libertad íntima e irrefrenable de ambas mujeres.
Sobre su trabajo y el de todo el equipo involucrado en Estrategia de la luz y el presente del teatro peruano hablamos con Alberto Isola
¿Cómo llegó la oportunidad de montar esta obra? Son esas historias fantásticas que tiene el teatro de coincidencias y encuentros. Dirigí en 2014 en Lima un monólogo escrito por Adriana Genta. Es un monólogo muy hermoso de una esclava afrodescendiente en tiempos de Artigas. La obra marchó muy bien, la seleccionaron para un festival aquí en Lima y Adriana estuvo con nosotros en esas dos funciones. Se representó en un claustro de un convento, el de Santo Domingo, un claustro muy bonito, y a Adriana, que era una mujer de mucha fe, le encantaba estar en ese convento.
Allí fue que un día me contó que estaba escribiendo una obra sobre estas dos mujeres. Lamentablemente Adriana falleció unos años después, pero un día hablando con Teresita Galimany, a quien ya había dirigido en Caracas hace 38 años, le pregunté por la obra de Adriana. Ella me contó que había habido una lectura y que los derechos los tenía el hijo de Adriana. Él viajaba a Lima traído por unas ex alumnas mías y yo me tenía que encontrar con él sin saber que era su hijo. Cuando me enteré de eso, que era una coincidencia más, nació la idea de hacer la obra en Lima. Esa es un poco la historia.
Es una co producción entre el CELCIT y Escena Contemporánea, que es una pequeña productora que tengo aquí. Además recibimos el apoyo de Iberescena, sin cuyo apoyo hubiera sido muy difícil hacerla.
De alguna manera esta producción habla de lo fructífero que son los encuentros entre creadores latinoamericanos en las ciudades de nuestra región Si, claro. Estrategia de la luz viene a Lima en agosto, así que será bonito seguir con esta serie de contactos.
Hay una suerte de religiosidad no sacra, algo hereje, entre la locura, el deseo y la iluminación en la obra ¿Cómo fue su aproximación a este texto? Adriana era una mujer de fe muy particular. No era para nada una persona chapada a la antigua en este sentido. Su visión de la fe era muy personal y muy asumida. Yo no soy un creyente como ella, pero lo que atrajo fue preguntarme qué cosa es la luz.
Evidentemente para ella la luz tiene que ver con la fe, con una visión sacra, pero fuera de los parámetros usuales de lo que consideramos ahí. A mí me atrajo mucho el encuentro entre estas dos personas, para mí  la luz es la posibilidad de que lo que nos salva, nos hace humanos, es el otro. Abrirnos al otro por más que el otro sea tan distinto y a veces diametralmente opuesto a lo que somos. La obra culmina con un abrazo entre estas dos mujeres, que para mí, que soy un optimista, es como una señal para mantener cierto sentido de esperanza frente al futuro.
Eso me enganchó a mí de la obra. Estas mujeres, perteneciendo a un tiempo muy anterior, reflejan en sus vidas muchos de los problemas que las mujeres, pero no solo ellas, tienen que ir enfrentando en el mundo contemporáneo.
Lo tremendo es que de Teresa tenemos muchos testimonios, empezando por “El libro de la vida”, que leímos durante el proceso de montaje, pero de Juana no sabemos absolutamente nada. Lo que ha quedado de ella es que se la ha adjetivado, es la loca. No tenemos testimonio de ningún tipo sobre qué es lo que realmente pasó con ella. Aquí lo fascinante es que lo que ve Adriana en Juana,  ese romper con esa especie de cliché romántico que la persigue, la idea de que enloqueció por amor.
Pero la cosa no era tan sencilla, había un problema político y a ella la sacaron del medio. Eso es fascinante, darle la voz a esta mujer que nunca la tuvo. Lo de “loca” es un término usado para descalificar y para reducir lo importante. Esta pasión que supuestamente la volvió loca, es una pasión real, concreta, que seguramente en un hombre hubiera sido vista de otra manera. Decir Juana la loca es decir que las mujeres sufren por amor y no pueden hacerse cargo del Estado. Como dice Juana en la obra, las cuestiones de Estado no están entre las posibilidades de las mujeres. En eso me parecía muy interesante el texto.
A propósito de su referencia a la luz, retomo la palabra en un sentido menos alegórico y más concreto en relación con la puesta. Se nota desde el comienzo un trabajo muy rico con la luz ¿cómo pensó este elemento para construir ese espacio y esa intimidad? Esto es algo que el mismo texto pide, pero además he tenido con la enorme fortuna de trabajar con una diseñadora de luces de primera línea, que es Soledad Ianni. Ella le ha dado a la obra, ¡caray!… No solamente ha iluminado, la ha enriquecido profundamente, cosa que agradezco muchísimo. Creo que el aporte visual es muy importante. Tanto el de ella como el de Alejandro Mateo en la escenografía y el vestuario.
La luz es como un hilo conductor en la obra. Empezamos en la oscuridad y llegamos al final con un rayo de luz que es el amanecer, pero también es muchas otras cosas. Ese amanecer abre la posibilidad del encuentro entre esas mujeres que termina con la muerte de Juana, que efectivamente murió el viernes santo de 1555. Lo que ha hecho Adriana Genta maravillosamente es juntarlas. Estoy casi seguro que esas mujeres nunca se encontraron, pero compartieron un mismo confesor, Francisco de Borja. Adriana parte de esa posibilidad para construir una ficción histórica muy interesante.
En cuanto a lo escénico usted construye una bellísima Piedad como escena final
Eso está en el texto, Adriana habla de un abrazo. En realidad la gran inspiración para esa imagen es una película que tanto las actrices como yo vimos y admiramos mucho, que es “Gritos y Susurros” de Ingmar Bergman. Allí está esta suerte de Piedad entre la criada y la patrona.
Por momentos hay situaciones que quedan fuera del campo visual del espectador pero son parte de la continuidad a partir del sonido, especialmente con el agua. ¿Por qué decidió construir ese espacio afuera de la escena e integrar esos sonidos como parte de la acción? Adriana habla de un espacio como un espacio claustrofóbico, pero en realidad no era tan pequeño ese espacio. Entonces me interesaba pensar que había toda una zona que no se veía de ese espacio desde donde podía sugerirse otras cosas. Pero también por cosas prácticas. Poner una tinaja con agua en la escena, reducía el espacio. Empezamos a jugar con eso y así aparecen esas cosas en los ensayos. Aparece entonces la posibilidad de jugar con que hay otra cosa allá donde está el laud, donde está el agua y que no la ves.
A mí personalmente siempre me ha gustado mucho el trabajo con los sonidos y con la sensación de que el público está viendo algo que no ve en su totalidad. Eso me parecía muy interesante de poner en juego aquí.
¿Cómo fue el trabajo con Teresita Galimany y Laura D’Anna para lograr dar cuenta de la riqueza de los personajes? Ellas son maravillosas. Las dos son un ejemplo de trabajo y búsqueda. Lo que hemos hecho durante ocho semanas fue probar muchas cosas. Yo soy un director que tengo una visión de la obra, pero como soy actor también trabajo mucho con actores y actrices en el escenario.
A Teresita la conocía, pero a Laura no. Pero para que veas como es el teatro, los tres compartimos de alguna manera a Juan Carlos Gené. Él fue maestro, director de Teresita y yo trabajé con él en Caracas cuando se fundó el CELCIT y para fue siempre una figura muy importante. Fijate que el año pasado se hizo un encuentro en la ciudad de Ayacucho, en Perú, para rememorar el primer encuentro que hubo allí en 1978 de El tercer teatro de Eugenio Barba, y Laura estuvo ahí. Así que teníamos en común también esto. Ella acababa de estar en Perú, entonces todo se fue como juntando.
Ambas han hecho un trabajo estupendo. Son el tipo de actriz con quien me gusta trabajar porque aporta. A veces me felicitan por algo y yo digo “no, a ver, eso la hizo la actriz”. En este caso la entrega de ambas ha sido maravillosa, me siento profundamente afortunado de haber podido trabajar con ellas.
Perú tiene una tradición de grupos y teatristas que visto desde afuera tiene una diversidad estética muy rica. Desde su perspectiva ¿cuál es la situación del teatro en Perú? Lo primero que tendría que decirte es que este es un país muy centralizado, por lo que a pesar de que en el resto del país hay muy buenos ejemplos, la gente de por sí la gente asocia el teatro con Lima. También debo decirte que no contamos con ningún tipo de subvención o auspicio de Estado (ni nacional ni municipal). El teatro en el Perú es realmente independiente. Con lo bonito que eso implica, pero también con lo terrible que supone, porque tienes que estar todo el tiempo agenciándote para conseguir algún tipo de subvención. A veces las hay privadas, ha habido instituciones como la Alianza Francesa o el Consejo Británico que en los ’70 y los ’80 han hecho buenos aportes.
Yuyachkani es el grupo más emblemático del Perú y yo soy fanático de sus trabajos. Uno se acuerda de algo referenciando a los años de estrenos de sus trabajos. Ellos son lo más representativo del teatro peruano. Luego tienes trabajos como los de Chela de Ferrari, que son un ejemplo del teatro independiente. Yo con Escena Contémporanea, que fundé hace 5 años, estoy ensayando ahora La travesía que es del autor catalán contemporáneo  Josef María Miró, el autor de El principio de Arquímedes. La obra es muy hermosa, y también está protagonizada por una monja, así que sigo en el mismo camino.
En Lima hay mucho teatro pero a pesar de eso no hay, como en otras ciudades, un público que lo siga. El público aquí es muy cambiante. Hay experiencias que reciben el apoyo del público, pero es muy inestable. Siento que lo que no tenemos, y es algo sobre lo cual debemos trabajar más, es en crear en el público otra relación con el teatro. Que no sea solamente un público elitista y que sea un público con pasión por el teatro. Por la misma naturaleza del país, por el proceso que significó la conquista, por lo que pasó con la cultura andina, el teatro tiene una situación todavía un poco incierta, a pesar de que Yuyachkani tiene como uno de sus grandes logros haber encontrado y re propuesto toda una teatralidad andina, que durante siglos fue vista simplemente como folklore.
A propósito de esa tradición, que Perú comparte con el mundo andino, me parece que la teatralidad peruana pudo articularla en lo escénico y de alguna manera reaparece en las voces, en los vestuarios, en lo rítmico Sí, es muy interesante porque en 1980 Yuyachkani que venía haciendo un teatro básicamente brechtiano, con elementos nacionales, viaja a Andahuaylas a hacer una investigación para un espectáculo sobre la toma de tierras, pero lo que descubre además de eso es un caudal enorme de danzas, cantos, máscaras, teatralidad, que inclusive los mismos grupos de teatro habían visto como algo distante. Ese espectáculo se llamaba Allpa Rayku y marcó un hito, no solamente en el trabajo de Yuyachkani, sino en la mirada del teatro más usual que se hacía en el país. Por supuesto que una de las personas que más ha marcado eso y ha seguido estudiando ese mundo es Miguel Rubio, el director del grupo.
Por otro lado tienes a Chela de Ferrari, que dirige el teatro La Plaza en pleno Miraflores el barrio elegante de Lima. Su sala se ha ido convirtiendo en un espacio de reflexión muy interesante. Ella montó La cautiva, una obra peruana sobre Sendero Luminoso. En una función un personaje de las Fuerzas Armadas grabó la puesta y la acusó de apología del terrorismo, algo que ahora se utiliza fácilmente para asustar a la gente. Solo porque en esa obra se mencionaba a Sendero y se gritaban algunos lemas de la organización. Por eso se la acusó, aunque felizmente no prosperó. Y con Mucho ruido por nada, que es un espectáculo precioso además, abre la discusión sobre el matrimonio igualitario que aquí es un tema todavía no resuelto por el Congreso. Ella me parece muy interesante.
También hay grupos muy jóvenes, hay mucha dramaturgia. El CELCIT va a estrenar en los primeros de junio una obra de una estupenda dramaturga, Mariana de Althaus: Entonces Alicia cayó. Mariana trae otra mirada. Mariana es sin lugar a dudas la más brillante de su generación, pero como ella hay cerca de 10 autores contemporáneos muy interesantes.
Nosotros el año pasado montamos la trilogía de Alfonso Santistevan, quien creo yo que es nuestro mejor dramaturgo –es de mi generación-. Eran 3 obras escritas en la época de Sendero Luminoso que no se volvieron a hacer. Nosotros volvimos a hacerla en el mismo espacio, pero sin embargo no tuvimos la reacción del público que habíamos querido porque sigue siendo un tema muy duro y creo que todavía tenemos que lidiar con tiempo frente a eso. Por supuesto que la acusación de apología del terrorismo apareció por allí, ya que una obra presenta al personaje de un senderista joven no como alguien a satanizar, sino pretendiendo a pensar que pasaba con él. De allí comenzaron a hablar de ese delito, pero por suerte eso tampoco prosperó. Pero no tuvimos la cantidad de público que esperábamos y eso es reflejo de que todavía es un tema muy complejo.
Hay mucho, me encantaría decir que esta cantidad de teatro tiene el apoyo de un público constante, pero eso no es cierto. Creo que en este momento nos corresponde a nosotros, como personas de teatro, trabajar para que eso sea posible. Si pienso en 20 años atrás, evidentemente hay un avance grande, pero nos toca seguir insistiendo. En eso estamos.

 

Daniel Cholakian. Nodal Cultura. 30/05/2019


Estrategia de la luz

EXCELENTE
Dramatización del históricamente falso, pero ahora teatralmente cierto, encuentro entre la reina Juana I de Castilla, la Loca (aunque haya controversia al respecto) y la monja (luego Santa) Teresa de Ávila, la obra de Adriana Genta es un gran texto. La idea de unir a dos personalidades tan disímiles en una especie de confrontación, en términos de fe por un lado y muy terrenales por el otro, en los últimos días de la desgraciada reina es brillante. Una, Juana, de la más rancia sangre real por nacimiento y por matrimonio, poco afecta a los fervores religiosos y muy involucrada, para su desdicha, en los avatares del poder y la política de su época. Otra, Teresa, monja, luego fundadora de la orden de las Carmelitas Descalzas, mística a niveles de delirio, escritora y descendiente de judíos conversos por partida doble. Tuvieron algo en común, y ése es el punto de encuentro que Genta toma como coartada de la falsificación. Ambas lucharon, con suerte disímil, contra el poder masculino. Padre, esposo e hijo en el caso de Juana para apartarla del poder, de forma brutalmente cruel. Teresa, contra la Inquisición y las calumnias que otras órdenes religiosas propiciaban, celosas de su creciente poder dentro de la iglesia. En la obra de Genta, Teresa es sólo una joven y humilde monja que concurre a ofrecerle consuelo a la ya anciana y enferma Juana. El texto de Genta está muy bien construido sobre el temperamento de cada personaje con momentos de real emotividad y gran teatralidad, con un alto nivel literario.
El director peruano Alberto Isola hace una excelente puesta, desde lo estrictamente escénico; vestuario, escenografía e iluminación son excelentes; hasta lo actoral. La marcación de los movimientos y acciones que le impone a las intérpretes hace que el abigarrado texto de Genta se desenvuelva con agilidad y fluidez. Laura D´anna (Teresa) y Teresita Galimany (Juana) hacen un trabajo estupendo, en un duelo actoral absolutamente disfrutable.
Gran texto, impecable puesta en escena y actuaciones memorables, es una imperdible propuesta la que ofrece el CELCIT, que recomendamos con entusiasmo.

 

 

Fernando Casiraghi. Cultura del ser. 28/05/2019


Estrategia de la luz

"Estrategia de la luz" es una impresionante propuesta dramática-teatral sumamente Íntima que indaga hasta lo mas profundo en el alma y los sentimientos de dos mujeres, muy importantes en la historia humana,de reacciones vivenciales muy contradictorias, pero que ambas tuvieron y sufrieron tremendas frustraciones en sus vidas.
La temática gira en un supuesto encuentro entre la Reina Juana (la loca) y Santa Teresa de Avila. Estas dos mujeres españolas del siglo 17 no se conocían entre si.
La primera a consecuencia de la muerte de su marido el Rey, solo pudo ejercer el reinado solo dos años, hasta que otro Varón ocupó el trono.
Las disputas palaciegas eran frecuentes motivadas por diferentes intereses y la influencia de la iglesia con sus concepciones patriarcales han sido los motivos que llevaron a la Reina a su desgracia.
Un matrimonio con un marido infiel,que solo la tenia como objeto, cinco hijos en siete años, mas una infelicidad personal, es probable que le haya ocasionado una incapacidad emocional, un reinado rechazado, solo aceptado por su madre, motivó la acusación a su supuesta enfermedad y su encierro en una torre por 50 años.
El confesor, que casualmente ambas tenían en común, enviá a la religiosa para darle consuelo a la Reina.. Ambas mujeres fueron algo rebeldes lo que no era común para la época, cuando la sumisión era lo primario en tal cavernario medio.
Teresa de Avila, hija de un judío converso, obligado a ello por la inquisición, desobedeció a su progenitor tomo los hábitos, como una forma de liberarse y decidir sobre su vida.
A pesar de las serias y algo agresivas discrepancias,entre ambas, el tiempo puede y logra con tolerancia, resultados positivos. Y es así que tratan de comprenderse,se descubren ambas y cada una en los diálogos, aporta una luz a sus controversias permitiendo entablar una relación comprensiva y enormemente humana.
La Reina pasando su encierro como muerta en vida, polemiza con la religiosa sobre el amor. Aun sueña, con volver a ver y disfrutar a sus hijos y resolver sus discrepancias con Dios.
Teresa de Avila tratando de convencerla sobre el destino de la vida y encontrar en la religión y en Jesús, el amor soñado. Cada una tratando de influenciar a la otra pero tratando de identificarse y comprenderse.
Una magistral interpretación que enorgullece a nuestra historia teatral, un texto riquísimo de la uruguaya Adriana Genta, una formidable dirección de Alberto Isola, pero lo de Laura D’Anna en la religiosa y Teresita Galimany en su papel de Reina, alcanzan un nivel inmenso o mas aun diría inconmensurable, quizás con esta definición van todos los elogios.
Un logro artístico que se convierte en una obra de arte y un eslabón mas para nuestro movimiento teatral

Jaime Tarasow. AM 1580 TRADICION. 28/05/2019


Estrategia de la luz

Estrategia de la luz transcurre en la intimidad de la torre en donde se encuentra encerrada Juana I de Castilla -conocida como “la Loca”- quien recibe la visita de la hermana Teresa de Ávila, una monja encomendada a ofrecerle consuelo a su frágil estado mental. Juana se muestra paranoica, desesperada por recuerdos que revive en primera persona. Sin embargo, esa locura diagnosticada a Juana se nos revela consecuencia de un injusto encierro a la que se vio sometida. La demencia que le inventaron para correrla de un cargo de poder terminó tomando cuerpo en ella. Juana quedó así.
Privada de su libertad, la soledad ha corrompido su cuerpo, su presente y futuro. Por eso, en el encierro la memoria es todo lo que le queda. Juana vive atormentada por la fragilidad de sus recuerdos y eso la hace puro pasado. Y aquí está el equilibrio de la obra: Juana nos saca del hermetismo de su prisión constantemente al hacernos revivir sus días de libertad (los tiernos y los lamentables). Una y otra vez entramos y salimos, con ella, de ese aislamiento tan sólido y a la vez transgredido a fuerza de melancolías y reminiscencias del personaje. Nos hace libres y prisioneros también.
Pero Juana no está sola en su angustia. Teresa de Ávila es la luz que corta con el abandono de Juana. La monja es culpógena, esperanzada y  protocolar. Pero también es remedio para el dolor de la prisionera. Y en un vínculo que pasa de la desconfianza a la necesidad mutua, se teje una relación de compasión y piedad, aunque no libre de contradicciones. Sus historias, si bien distintas, han dejado a ambas en posiciones similares. Han cambiado servidumbre por esclavitud y necesitan recuperar la fe en sí mismas. Juana enfermó de traición y falta de amor. En su locura sigue ardiendo la necesidad de amar y ser amada. Y esa pasión quema su piel. Esto hace de Estrategia de la luz una historia de protección y amparo. De auxilio y ternura entre dos mujeres.

 

Pablo Vázquez. leedor.com. 21/05/2019


Homenaje a la dramaturga Adriana Genta: Alberto Isola dirigirá Estrategia de la Luz

Desde el sábado 4 de mayo, podrá verse “Estrategia de la luz” escrita por la actriz y dramaturga Adriana Genta y dirigida por el reconocido actor y director peruano Alberto Isola. Completan esta maravillosa propuesta escénica, las actuaciones de Teresita Galimany y Laura D´Anna.
 
“Estrategia de Luz” es una obra escrita por la dramaturga y actriz uruguaya Adriana Genta. La puesta en escena aborda el encuentro imaginario entre dos mujeres importantes del siglo XVII español. Ellas son la reina Juana “La loca” y Santa Teresa de Ávila, quienes tenían en común al sacerdote Francisco de Borja como confesor. “Francisco de Borja envía a Teresa de Ávila para darle consuelo a Juana. Aparentemente, esto parece ser una misión religiosa y lo que va pasando en la obra es que estas dos mujeres se descubren una a la otra, como un espejo. La luz que cada una trae a la vida de la otra no es solo la luz de la fe, es la luz de la solidaridad y la comprensión. Eso le da a la obra una fuerza contemporánea muy grande”, adelanta el director, quien ya había trabajado con la dramaturga y actriz uruguaya en “Estrella Negra”, obra que ambos montaron en Lima (Perú) donde se retrataba la historia de una esclava que intenta alcanzar sus sueños y la libertad en medio de la guerra de independencia del Río de la Plata.
“Un día, mientras esperábamos que comenzara una función, Adriana me habló de esta obra. Esa conversación quedó ahí. Luego, falleció y le pregunté a Teresita Galimany, a quien había dirigido en una obra en Caracas hace 38 años, qué había pasado con esta pieza y me dijo que no estaba la idea de realizarla, hablé con el hijo de Adriana y el proyecto se fue gestando. Es un proyecto que nace del cariño y amor profundo que tenemos por Adriana en distintas partes del planeta”, aseguró el director Alberto Isola al mismo tiempo que rememora sus días en el Festival de Artes Escénicas donde montaron la obra en el Convento de Santo Domingo de Lima.
Adriana Genta era dramaturga y actriz nacida en Uruguay en 1952. En 1974, se radicó en Argentina donde se formó en la Escuela Nacional de Arte Dramático (ENAD) y con dramaturgos como Mauricio Kartun y Ricardo Monti. Como actriz, fue dirigida por Carlos Ianni, Alberto Ure, Villanueva, Lorenzo Quinteros, y Francisco Javier. Como dramaturga, sus obras fueron estrenadas y publicadas en España, Francia, Alemania, Chile, Perú, Uruguay, Estados Unidos, Colombia y Cuba. “Adriana era una persona entrañable, verla por los claustros del convento fue una experiencia fascinante. A veces, la teníamos que ir a buscar porque se perdía entre los rincones”, rememora Isola y agrega sobre la experiencia de Estrella Negra, donde dirigió a una actriz afrodescendiente: “En Perú, la población afrodescendiente tiene una presencia muy fuerte en la música pero no en el teatro y apareció una actriz que se llama Anai Padilla, estaba graduándose en una escuela de teatro y necesitaba hacer un monólogo. Ahí descubrí el extraordinario manejo escénico de Adriana. Eso se debe a que también era actriz. Probablemente, fue una de las primeras obras en el teatro peruano donde la actriz era afrodescendiente. Eso fue muy importante”.
Y vuelve sobre la obra que podrá verse a partir de mayo en el CELCIT: “Tuvé hermosas conversaciones con Adriana, tenía una fe muy grande pero al mismo tiempo acompañada de una visión perspicaz de las cosas. Creo que se identificaba mucho con Teresa de Ávila, con la frustración de no poder llegar al alma de Juana que es un poco lo que pasa en la obra”.
Teresa de Ávila y la Reina Juana “La Loca” son dos personajes potentes de la historia española. Una creó la orden las “Carmelitas Descalzas” y la otra estuvo confinada en un palacio durante casi 50 años. Estos personajes históricos serán llevados a escena por Laura D´Anna y Teresita Galimany. “Teresa de Ávila fue una mujer muy desobediente para la época, se casó con Jesús para librarse de la obligación de tener que responder a los canones asignados para las mujeres de su época. Encontró mucho amor y libertad. Lo primero que pregunté cuando me convocaron era qué personaje interpretaría porque quería hacer Juana `La Loca` pero en realidad sabía que me iban a proponer a Teresa y empecé a conectarme con ella. Lo que me resultó más difícil fue sacarme de encima al personaje que empecé a admirar”, señala Laura D´Anna, quien encarnará a la Santa.
Mientras se desarrolla la entrevista en el precioso edificio del CELCIT, ubicado en pleno microcentro porteño, aflora inevitablemente la figura de Juan Carlos Gené, maestro y director que marcó la formación y el trabajo de las intérpretes y del director. Haber atravesado la experiencia de trabajar y formarse con el director argentino, los hizo ensamblar más su trabajo. “Alberto ha permitido abrir la ventana para que salieran algunos impulsos. Los tres tenemos un gran maestro en común -Juan Carlos Gené- por eso hablamos un mismo lenguaje. Es hermoso haberme encontrado con un hermano que no sabía que tenía”, afirma D`Anna.
Por su parte, Alberto Isola dice: “Creo que el director es un observador, un motivador pero sobre todo alguien que está ahí para permitir que ciertas cosas pasen. Me gusta ver el trabajo de las actrices en el escenario, gran parte de lo que el público va a ver es lo que ellas han hecho. En ese sentido, el trabajo de las actrices es maravilloso. Básicamente, hemos jugado con el texto”.
El director y actor Alberto Isola de Lavalle es una de las figuras más importantes del teatro peruano. Se formó en el Teatro Piccolo de Milán, en el Drama Centre de Londres y en la Escuela Internacional de Antropología Teatral de Eugenio Barba. Como director teatral, recorrió la dramaturgia clásica, contemporánea, peruana, latinoamericana y universal. En su trabajo como actor, tuvo la oportunidad de trabajar para los directores más importantes de la escena peruana y también desarrolla su actividad como docente en la Pontificia Universidad Católica. “Soy un gran apasionado del teatro latinoamericano. Entre los años setenta y ochenta se produjo una etapa de creación colectiva muy importante donde apareció una nueva dramaturgia fantástica. En este momento, el nivel de escritura dramaturgia latinoamericana es muy potente pero se está viviendo una crisis económica que hace que el teatro peligre en muchos sentidos”, opina sobre el teatro latinoamericano.
Isola es un gran defensor de la enseñanza artística en su país. Siempre consciente y atento de lo que sucede en Perú, reflexiona: “Cuando se realiza un recorte en educación, lo primero que desaparecen son los cursos de iniciación artística. La discusión que alegan para hacer los recortes es que la educación artística no rinde. Y uno se pregunta ¿Por qué no rinde? No rinde quizás en cuestiones materiales pero si aporta una formación humana importantísima. Soy uno de los defensores más aguerridos de la necesidad de la educación artística porque pueden definir la vocación de muchos jóvenes y porque creo que todo el mundo debería hacer teatro, aunque no se dedique a eso”.

Mailen Maradei. Diario Vivo. 03/05/2019


Alberto Isola: El teatro peruano ha crecido mucho en estas últimas décadas

El dramaturgo y director peruano habló en Las venas de la cultura sobre Estrategia de la luz, su próxima obra teatral.
Alberto tiene una maestría en literatura hispanoamericana, es profesor de actuación e historia del teatro y está haciendo una investigación sobre la historia del teatro peruano. "Yo dirigí una obra de Adriana Genta en el Perú hace tres o cuatro años. Se llamaba "Estrella negra" y era un monólogo de ella. Estuvo con nosotros representando en un festival y me habló de "Estrategia de la luz". Ella falleció poco tiempo después y la obra quedó ahí", explicó el director sobre "Estrategia de la luz", la obra escrita por Adriana Genta a estrenarse el 4 de mayo en el teatro CELCIT. Está protagonizada por Laura D´anna y Teresita Galimany. "De repente por esas cosas que se van dando, voy a ser el responsable del estreno y me alegra mucho. Siento que es una gran responsabilidad", expresó Isola.
"Es una obra falsamente histórica, es una obra sobre la solidaridad y sobre dos mujeres muy particulares que son de alguna manera marginadas cada una a su manera en su momento y que se encuentran. La luz es una especie de metáfora de ese encuentro", comentó Alberto sobre la temática de la obra. Es un referente del teatro peruano y trabaja hace muchos años: "Tengo muchos años de trabajo. El teatro peruano ha crecido mucho en estas últimas décadas y es un teatro que funciona a pulso propio porque no hay ningún tipo de auspicio del estado y eso lo hace complicado muchas veces. No existe una compañía oficial".
Ya empezaron con los ensayos de la obra para llegar a tiempo a la fecha de estreno: "Yo vine hace un mes. Las actrices estudiaron el texto que es bastante grande y estamos trabajando para encontrar estos dos personajes. Estamos bastante avanzados". También destacó la forma que tienen los jóvenes para llevar a cabo un proyecto: "Lo que me gusta de estas generaciones nuevas es que hacen muchas cosas y tienen un nivel de practicidad enorme que me encanta; sólo les falta un poco de mística".
El director ya había trabajado en Argentina con dos obras: una en el teatro Margarita Xirgu en 1988 y otra en el San Martín en 1996. "Cuando uno trabaja el teatro en cualquier lugar después de un momento parece que has trabajado con la gente toda la vida", concluyó Alberto. 

Las venas de la cultura. Radio Zónica. 18/04/2019


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