De Lucia Laragione. Dirección: Mariana Gióvine
En una cocina de estancia, se establece un extraño y siniestro vínculo entre una cocinera Nicole, y su ayudante Elisa. Mientras la inexperiencia de Elisa se hace cada vez más notable y su ingenuidad y juventud invaden la tradicional cocina, Nicole inicia una secuencia de maltratos y sadismo que tornará el aprendizaje de su ayudante en una tortura.
A través de la metáfora culinaria y la intertextualidad esta obra alude a los mecanismos de violencia represiva implementados durante la dictadura.
“Cocinando con Elisa” ganó la primera edición del Premio María Teresa León para autoras dramáticas otorgado por la Asociación de Directores de Escena de España en 1994, fue estrenada en Buenos Aires y Madrid, traducida al francés y portugés, llevandose a escena tanto en Francia como en Portugal.
De Lucía Laragione
Con Luciana Procaccini, Gabriela Villalonga
Diseño de vestuario y escenografía: Alejandro Mateo
Música original: Martín Pavlovsky
Diseño De Iluminación: Fernando Chacoma
Diseño gráfico: Eduardo Cazaubon
Asistencia: Luis Cardozo, Juani Pascua
Producción: Marina Kryzczuk
Dirección: Mariana Giovine
Duración: 60 minutos
CELCIT. Temporada 2023
Nicole recibe a Elisa, una sencilla ayudante de cocina que la reemplazará durante un viaje. Poco se sabe de esa travesía –ni se sabrá–, pero desde el momento en que la aprendiz ingresa a la cocina, la maestra no dejará de subrayar las diferencias que hay entre ambas. Ese es el inicio de Cocinando con Elisa, de Lucía Laragione, que se presenta en CELCIT.
Diferencias de conocimiento, manifestado en ininteligibles frases y palabras en francés; diferencias de gustos, al proponerle recetas e ingredientes a las que pocas veces la joven podría haber accedido antes. Ese poder que Nicole ostenta –que se lo restriega a Elisa– por medio de acciones cuya violencia genera risas nerviosas en la platea, a la vez genera interrogantes.
¿Qué se esconde y que se cuece en esa casa? ¿Quién es Nicole? ¿Por qué no sale de la casa? ¿Cómo viajó y aprendió tanto?
Madame y monsieur, los dueños de la finca de las que las dos mujeres son su personal doméstico se hacen presente en las conversaciones de ambas. Se sabe que es ella, la dueña de la casa, quien llevó a la joven a esa cocina –hecho que de algún modo disgustó a Nicole y se lo hace saber a Elisa–; se conoce que el caballero no lo es tanto y que tiene afición por la caza competitiva y las carnes jóvenes –advertencia que también le hace la mayor a la joven–, pero nunca se los ve ni se los oye. Nunca bajan donde se cuece todo.
ampoco se menciona a otro personal de servicio más que a un capataz cuya mirada de Nicole es ambigua. Algo se esconde detrás de ello. Y no es lo único que permanece oculto. Son dos los sucesos que torcerán la trama, que marcarán el quiebre de la historia, cuando Elisa, tal vez, se empodere.
Luciana Procaccini y Gabriela Villalonga en "Cocinando con Elisa". Dos talentosas intérpretes dan vida a personajes enredados en una trama culinaria y emocional (Foto: Gabriel Insaurralde)
En una sala cuya disposición permite ubicarse y apreciar la escena desde distintos puntos, la experiencia cobra diferentes capas de dimensión no solo por las actuaciones, sino por la escenografía, las ópticas, las tramoyas y los objetos de utilería que potencian el texto y las actuaciones que de por sí son contundentes. Es interesante destacar el recurso del cine del fundido a negro que es utilizado no solo para marcar elipsis temporales, sino, también, como herramienta dramática.
El final, inesperado, genera preguntas y respuestas por igual. Y ya no importarán el faisán, el viaje de Nicole, las recetas ni la comida. Solo un aire inquietante invadirá la sala.
Julieta Botto. Infobae. 03/10/2023
https://www.eldia.com/nota/2023-7-7-2-54-28-cocinando-con-elisa-las-de-abajo-se-pelean-espectaculos
. El día. 10/07/2023
Elisa es joven. Demasiado joven. Necesita trabajar. Y quiere aprender. Su presente así lo impone.
La oportunidad de convertirse en aprendiz de cocina en una estancia perdida en un territorio indefinido, de un país indeterminado pero imaginable, se hace atractiva y promisoria.
Los patrones son buenos… Solo que su mentora en la cocina será Nicole, (una señora entrada en años tan dura como enigmática, quien desde su postura afectada y artificialmente francesa, jactanciosa de su formación en las artes culinarias con los grandes chefs europeos) quien marcará con sesgo dictatorial el rumbo de la enseñanza, y de los acontecimientos. Su impostura, de no ser por el trasfondo siniestro que se adivina en sus palabras y miradas, resultaría hasta risible.
Y entre sofisticadas y crueles recetas, donde las protagonistas de los platos suelen ser las más tiernas y frágiles criaturas de la creación, Nicole somete, y Elisa es sometida, en un lacerante juego de violencias donde las verbales son las menos terribles.
“Cocinando con Elisa”, una pieza escrita en 1993 y estrenada en Madrid, ganó en 1994 la primera edición del Premio María Teresa León para autoras dramáticas otorgado por la Asociación de Directores de Escena de España. También fue puesta en escena en Francia y en Portugal, traducida a dichas lenguas. Caracterizada por actuaciones vívidas, intensas, de Procaccini y Villalonga, las marionetas magistralmente pintadas por Mariana Giovine como aguafuertes rurales se desplazan en medio de una escenografía detallista y cuidada, donde los climas agobiantes de cada escena se propagan a las plateas del escenario bifronte del CELCIT como nubes de humo que avanzan arrastrándose por el piso hacia los pies de los espectadores, envolviéndolos y haciéndolos cómplices de lo que sucede… y sucederá.
En esta, su segunda temporada en Buenos Aires, el espectáculo (que integra también el catálogo de Teatrix) alterna sus funciones en la sala de Moreno al 400, en Monserrat, con salidas en Gira, explicando así y por su propio peso las razones de una sala llena, aún en una desapacible tarde-noche de domingo .
Con toques propios de un policial negro, y con entrelineas que remiten a reconocibles situaciones donde el abuso de poder y la estratificación social se hacen sangrientos, la propuesta torna imposible salir a la calle sin cierto escalofrío en la espalda.
Y en la conciencia…
Néstor De Gobbi. Escénicas Baires. 27/06/2023
COCINANDO CON ELISA. Autor: Lucía Laragione. Puesta y Dirección de Mariana Giovine. Funciones:domingos a las 20.30 hs. Teatro:CELCIT (Moreno 431, CABA)- Dirección: Mariana Giovine. Protagonistas: Gabriela Villalonga, Luciana Procaccini. Asistencia de dirección: Luis Cardozo, Juani Pascua. Diseño de vestuario y escenografía: Alejandro Mateo (ADEA) /Diseño de iluminación: Fernando Chacoma /Música original: Martín Pavlovsky /Fotografía: Gabriel Insaurralde /Producción: Marina Kryzczuk.
Temas como “los de arriba” y “los de abajo” aplicados a las clases sociales fueron largamente tratados en el cine, las series y la literatura. Menos se habla sobre las diferencias que hay entre los de abajo, lo que es una sirvienta y una doncella o una cocinera y su ayudante. Ellos también tienen sus estatus y los sacan a relucir, casi, sin provocación alguna.
En este caso, la historia cuenta que “la cocinera” tomara unos días de vacaciones y viajará a un lugar que nunca se explicita. No hace falta. En ese momento llega Elisa, una joven “ayudante de cocina”, que no tiene mas antecedentes que haber amasado pan en alguna panadería. Sin embargo, esa figura – joven y, parece, sumisa- rompe el inestable equilibrio de la cocinera, Nicole que, quien desde hace años, maneja la batuta en la gran estancia. La inexperiencia es evidente; inexperiencia, ingenuidad y juventud un cóctel que puede terminar siendo explosivo. Mientras tanto, la rabia se apodera de Nicole, con sus platos de nombres franceses, a lo que se suma el sadismo y tortura en su relación docente- alumna, hasta construir una vinculo tormentoso que servirá para explicar el poder, la envidia, los celos y las actitudes miserables que cada una tiene inscriptas en sus ADN original.
Este texto se puede ubicar en muchos contextos, en especial aquellos donde la represión se hace ley. “Cocinando con Elisa” no deja de ser una suerte de proclama política, parte de nuestra historia, capaz de describir un arco que va desde la mas cruel dictadura hasta el neo-liberalismo mas voraz. Elisa y Nicole muestran que el enemigo no esta lejos y que, tal vez, comparten el mismo espacio (se puede asociar a “Las criadas” de Genet), el mismo tiempo, y claro esta, las mismas inseguridades.
Solo se trata de colocar a los personajes en ese ámbito donde la muerte y la vida, el robo de bebes y la subsistencia se juegan a diario y cómo, aquellos que piensan que nunca “harían tal cosa”, lo hacen colocados en la situación.
La obra tiene décadas de haber sido escrita. Pero las atrocidades que describen no son las de ayer, sino las de hoy y las de ahora. La planteada - entre Nicole y Elisa- es una batalla por la supervivencia, de la que no siempre tienen conciencia. Al maltratar una a la otra, Nicole intenta curar sus propias frustraciones, lo que podría haber sido y no fue.
El relato es inquietante. Y el terror se adueña del espacio y las personas. No queda claro si Elisa busca la aprobación de Nicole. La joven parece sentirse que tiene al enemigo enfrente cuando la critica o le señala sus defectos, cuando la humilla, cuando demanda mientras espera que fracase.
“Cocinando con Elisa” habla no solo de un periodo o una convivencia dispar llevada adelante por dos actrices muy comprometidas con sus personajes. Buena dirección, excelente iluminación y música.
Nos refiere a cada uno de nosotros cuando transformamos cualquier espacio en el Waterloo personal que deseamos hacer sentir al otro.
. El espectador emancipado. 24/06/2023
POR
11 Junio 2023
Cocinando con Elisa tiene una excelente puesta de Mariana Giovine sobre la obra de Lucía Larangione que explora distintas capas de la violencia en el marco de una cocina de estancia. APU conversó con la directora y con la autora de la obra.
AGENCIA PACO URONDO: Contame cómo tomas contacto con el texto de Cocinando con Elisa y qué emociones te disparó.
Mariana Giovine: Me llamó Gabriela Villalonga un día de tantos días que atravesamos en la pandemia, para proponerme dirigir Cocinando con Elisa. Cuando la leí me pareció un texto, en principio muy bien escrito, que conserva la tensión de principio a fin y te dan ganas de saber qué pasa, cosa que me parece fundamental ya que considero que el teatro debe ser entretenido, y por otro lado me pareció un texto de mucha actualidad. Es una historia que aborda los vínculos de poder, las miserias, las pequeñas ventajas, el abuso entre pares, la mezquindad de proteger eso poquito que tenés, sin darte cuenta que cuando se comparte siempre hay más. Un poco de todo esto me resonó durante la pandemia, con el momento muy difícil que estábamos viviendo como sociedad, ese momento límite en donde afloró lo malo y en algunos pequeños gestos, lo bueno. Así, apareció la obra. Podemos decir que el horno lo prendimos en pandemia y todavía seguimos cocinando.
APU:¿Qué situaciones te convocan o disparan tu escritura?
Lucía Larangione: Diferentes situaciones despiertan en mí un interés intenso que suele representarse en imágenes. Puede ser algo que leo, que veo, que me cuentan y que despierta un deseo de exploración, de saber más y de traducir eso en imágenes, en una historia.
APU: ¿Cuál fue el eje de trabajo para la puesta?
M.G.: En principio, al ser una obra de dos personajes me interesó ver cómo funcionaban como dúo escénico. Este dúo lo construimos buscando los extremos, buscando incluso el dúo cómico, los opuestos: la buena y la mala; la sabia y la tonta; la joven y la vieja. Vimos dibujos animados que siempre tienden a los estereotipos, a los trazos más gruesos y que a mí me encantan. Creo que eso ayudó a encontrar ese eje de trabajo, esa hipótesis primera y luego fuimos profundizando en las complejidades, que son muchas y de estos personajes que están en escena y también de los personajes aludidos que la atraviesan constantemente y que por lo tanto también había que construir.
APU: Cocinando con Elisa tiene personajes potentes actuando en un medio interesante tal como una cocina. ¿De qué forma aparecen los personajes en vos?
L.L.: Aparecieron a través de una imagen auditiva. Fue en el taller de Mauricio Kartun, quién nos estimulaba a trabajar a partir de imágenes. Yo escuché una conversación de dos mujeres que se pasaban recetas de cocina y también supe, en ese mismo momento, que ahí se jugaba una relación de poder.
“Es una historia que aborda los vínculos de poder, las miserias, las pequeñas ventajas, el abuso entre pares, la mezquindad”.
APU: Hay una intención de grotesco en medio del terror de las escenas, ¿el humor ayuda a transitar el clima de tensión creciente de la historia?
M.G.: Si bien no es una obra que podamos definir como comedia, tiene a mi modo de ver, muchísimos rasgos de humor. Humor negro, quizás. Creo que se desprende del texto que por otro lado tiene muchísimo ritmo. Diría que vertiginoso, pasan muchas cosas, a los personajes les pasan muchas cosas y esta velocidad de sucesos también las convierte en torpes, en sufrientes. Y la torpeza y el sufrimiento en escena muchas veces, hace reír. La obra sola construye la tensión necesaria para que aparezca la risa por necesidad.
APU: La expresión de la violencia en la obra remite a la violencia de la dictadura genocida. ¿Quisiste hablar de esta violencia o el texto tiene una evolución propia que te lleva?
L.L.: El texto tuvo una evolución propia que me llevó, pero no puedo obviar que yo viví en la Argentina toda la dictadura. Recuerdo haber estado en Londres en 1981 con mi hijo de 12 años. Fui a ver, sola, el musical Evita y al día siguiente, recuerdo haberle contado llena de entusiasmo a mi hijo que uno de los personajes era el Che Guevara. Cuando él me preguntó: ¿Quién era el Che Guevara?, tomé conciencia del silencio al que había estado sometida.
APU: ¿Dónde ponés el acento cuando dirigís, qué aspecto te interesa resaltar?
M.G.: Primero pongo el acento en formar equipo, en que la pasemos bien. Siempre eso es lo fundamental. Me interesa que el aspecto creativo más potente de cada uno aparezca y para eso necesitamos estar a gusto. Después creo que lo que más me interesa de dirigir una obra y de lo teatral en general, es eso que se amasa entre todas las personas que integran ese grupo, ese imaginario colectivo que se va armando un poco inconscientemente, eso me fascina. No se sabe a ciencia cierta cómo se logra; simplemente se va haciendo y marca luego la identidad de ese colectivo creativo. Amo eso, es lo que más me gusta ver reflejado en una obra y poder crearlo, guiarlo casi sin que se note pero que aparezca frente a esa otra parte que es lo que nos da la vida, el público.
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APU: Abordaste la literatura de ficción en cuentos infantiles, en Amores que matan, también. ¿Qué relación tenés con el terror, hay distintas clases?
L.L.: El terror es uno. Las causas que lo generan son diferentes. El terror infundido por la dictadura era muy real. Terrorismo es causar terror. Del edificio donde yo vivía con mi hijo se llevaron una pareja: él era un periodista de La Opinión de nombre Conrado; ella era una escritora llamada Diana Guerrero. Pocos días antes de que se los llevaran me encontré en el centro de casualidad con él. Recuerdo que me comentó que había sabido de las horribles torturas que aplicaban a los detenidos desaparecidos. La desaparición de ellos me aterrorizó.
Por otra parte, pienso en los terrores de la infancia. Cuando era chica, yo tenía terror de quedarme ciega. Nunca supe por qué. Sí sé que leí en alguna parte que con la vejez vuelven los terrores de la infancia. En eso estoy.
Cocinando con Elisa se presenta en el CELCIT, Moreno 431, CABA, los domingos a las 20.30 horas hasta el 11/06. A partir del 18/06 y hasta el 30/07, a las 19.30 horas.
LILIANA FIJTMAN. Agencia Paco Urondo. 11/06/2023
Cocinando con Elisa, de Lucía Laragione. Dirigida por Mariana Giovine. Con Luciana Procaccini y Gabriela Villalonga. En Celcit. Moreno 431. Funciones: domingo 19:30hs.
Una cocina atiborrada de elementos funciona como el espacio de acción principal de esta obra. Allí, una cocinera instruye a su nueva ayudante, o al menos eso parece inicialmente. El vínculo entre ambas es tenso e incómodo, algo más flota en el aire y se entromete en su cotidianeidad, los utensilios de cocina y los ingredientes se transforman metafóricamente dando lugar a una nueva comprensión de lo que sucede. Lo siniestro aparece entre carcajadas y se instala lentamente en la escena, en la cual la cocina fue pasando a un segundo plano paulatinamente hasta difuminarse en el fondo del relato.
La puesta en escena a cargo de Giovine se destaca desde el momento de ingresar al espacio de representación, la escenografía se luce al instante, múltiples objetos que inundan esta cocina permiten identificar el detallismo con la cual esta fue construida. El escenógrafo Alejandro Mateo realiza una labor que pareciera inabarcable y resulta el primer elemento atractivo del espectáculo.
Asimismo, es muy interesante la utilización del espacio que se propone desde la dirección mediante la cual, se aprovechan las particularidades de la arquitectura del Celcit. El subsuelo real de la sala permite que el subsuelo de la obra se vuelva tangible. El arriba y el abajo existen, y dan lugar a un gran dinamismo en la representación.
En cuanto a la actuación de las dos protagonistas, Luciana Procaccini y Gabriela Villalonga, no alcanzan las palabras para describir su enorme trabajo sobre el escenario. Alejadas del realismo, configuran sus personajes con una gran atención en la construcción vocal: los tonos de voz, las entonaciones, la manera de pronunciar cada palabra, se luce tanto como ellas mismas. Se observa gran conexión entre ambas, una manera de interactuar fluida y que resulta la cereza de la torta (ya que hablamos de cocina) de un espectáculo que no tiene grietas.
Cocinando con Elisa propone metáforas, insinúa y sugiere. Le ofrece al espectador la oportunidad de cerrar por sí mismo el significado de la acción, lo habilita a pensar y reflexionar, así como lo hace reír y lo incomoda a la vez. Las acciones y los elementos no tienen un único valor, lo que simbolizan muta y cual semiosis infinita vuelven a transformarse al ser representados frente a un público.
Paula Goodbar. Arte/Críticas. 06/06/2023
Huelga decir que el teatro es ese incomparable arte que inmediatamente identifica al público con el actor. Es una experiencia en vivo que es difícil trasmitir, solo se la vive en un momento y en un solo espacio. Lo que allí se genera es maravilloso.
También se dice que el teatro si no es subversivo, no tiene sentido. Lo que aclaran es que no quiere decir que deba generar actos violentos sino, que sus textos deben producir en los espectadores alguna reacción interna en la lucha por una humanidad mas justa, integral y solidaria.
Cuando hacemos mención a dicho teatro nos referimos en especial a Erwin Piscator, Bertolt Brecht y muchos otros quienes enfocaban el contenido socio político del drama y no en la manipulación emocional de la audiencia o sólo en la belleza formal de la puesta.
El objetivo era, en contraposición al teatro surgido en el siglo 19, a un declamatorio destinado a la burguesía emergente, por el revolucionario Stanislavsky, destinado a las capas populares y proletarias.
COCINANDO CON ELISA, el premiado texto de Lucia Laragione,se ahonda en las contradicciones de los seres que tratan de ejercer un sometimiento hacia el otro cuando ambos son sojuzgadas a una semiesclavitud, además sometidas al abuso del poder como a la atroz obediencia debida.
Nicole es una cocinera de hace muchos años, trabaja en una estancia del interior del país para un matrimonio de adinerados franceses que por sugerencia de ellos estaba a punto de realizar un viaje a Francia para perfeccionarse en los secretos de la cocina. Es una víctima de la explotación, es soltera, paso prácticamente toda su vida sirviendo a monsieur y a madame. Su único logro es haberse especializado en tal labor, no se pudo realizar mas que en una obsecuente afrancesada.
La dueña convoca a Elisa una joven ingenua que no sabe nada de labores culinarios y que sólo trabajo en una panadería amasando el pan, para colaborar con Nicole, con intención de suplantarla posteriormente. Ello no bastaba y era tal el enojo y el maltrato de la chef, que consideraba que para tal puesto se requería a alguien con un mínimo de conocimientos para la elaboración de los platos altamente refinados del país de la Marsellesa. La relación fue muy agresiva y con maldad en sus comienzos. La agredía, le enseñaba con malicia y se jactaba de sus cualidades pese a su lúgubre existencia, encontrando al menos consuelo en el presunto viaje a París.
El texto fue escrito en 1993 cuando el país acababa de sufrir el horror a una desenfrenada violencia y subliminalmente alude a la nefasta , cruel y fratricida dictadura clerical-cívico- militar que acababa de fenecer.
Con talento sin mencionarlo explícitamente pero, demostrando por medio de la desigual relación de poder y sumisión, un abuso de inexistente jerarquía. Es una obra que podemos adentrarla dentro del teatro subversivo, donde los personajes están bien delineados.
Nicole es un frustrado ser humano convertido en una bruja malvada y Elisa una víctima que de inmediato la platea empatiza con ella. Debe soportar el enfermizo ego de quien le enseña hasta que la enfrenta con valentía.
En esa oscura cocina del subsuelo de la estancia tanto en la confección de las comidas, como en trato diario hay una cierta violencia, como si la misma fuera contagio de la que reinaba en el país.
Mediante los personajes se refleja un repudio al gobierno del proceso, como a la actualidad política, donde ideologías políticas que ocasionaron la hambruna de millones de humanos pugnan por volver a dominar.
Todo el desarrollo posterior es de una intensidad dramática que se trasmite a los espectadores. El inesperado fallecimiento del dueño de la estancia frustra el viaje a París. Para Elisa ya no tiene sentido seguir en tal lugar y con una criatura recién nacida emprende viaje para encontrarse con su familia. Un oscuro accidente provoca su muerte y la criatura le es entregada a Nicole como una alucion a la desaparición de personas y la apropiación de bebes.
Una descollante actuación jalonan este espectáculo deslumbrante y al mismo tiempo un mensaje de advertencia donde se encuentra el peligro para nuestro desarrollo humano y quienes sus causantes.
La estupenda dirección de Mariana Giovine permitió el enorme lucimiento de Luciana Procaccini y Gabriela Villalonga, pero es admirable la composición de las bruja chef de Gabriela.
Imperdible una propuesta teatral de tal magnitud
JAIME TARASOW.- 1580 TRADICIÓN. CELCIT TEATRO .- MORENO 431.- DOMINGOS 20.30 HS.-
Jaime Tarasow. jaimetarasow. blogspot. 27/05/2023
Nicole y Elisa, los personajes de la obra Cocinando con Elisa -de Lucía Laragione con dirección de Mariana Giovine-, trabajan en una cocina de estancia para monsieur y madame. Las mujeres, interpretadas por Luciana Procaccini y Gabriela Villalonga construyen un vínculo entre el sadismo y el maltrato: Nicole se burla y reniega del analfabetismo e ignorancia de Elisa mientras ella invade la estancia con su juventud.
A medida que transcurre la obra, el lenguaje típico de una cocina clásica y el giro de comedia que le agrega la directora sirven de analogía con la violencia, las relaciones de poder y los mecanismos de la última dictadura militar argentina.
“Fue una obra que empezó en pandemia”, comenta Giovine y relata cómo fue el proceso de construcción de la pieza. Empezaron los ensayos por zoom, luego en el parque Chacabuco porque “había que poner el cuerpo” y finalmente en la terraza de una de las actrices.
Luciana Procaccini sostiene que “fue una suma de entusiasmos” entre todos los que formaron parte de la obra. “Había una necesidad de seguir actuando, de seguir adelante”.
“Cuando hay un texto bueno, la tarea es más fácil”, dice la directora al respecto del escrito original del año 1993. “Es una metáfora culinaria que tiene muchos puntos que explorar”, describe. Por su parte, Gabriella Villalonga destaca que lo más interesante de la obra es “cómo sigue resonando en la actualidad” y la manera en que, según la época, el texto gana nuevos significados.
La directora supo agregar humor y trabajar la obra desde el grotesco. “Hacía que miremos animaciones”, sostienen las actrices y resaltan los estereotipos que dejan a la luz los personajes: la villana sádica y la débil y sumisa sirvienta. “Nos divertimos mucho juntas. En el escenario es salir a jugar con la otra”, dice Villalonga sobre el vínculo que forma con su compañera.
La obra fluye por distintas localidades de la provincia de Buenos Aires y Rosario. Actualmente, está los domingos a las 20.30, en el CELCIT, barrio porteño de San Telmo.
Candela Salgado. Agencia de noticias. 23/05/2023
con Carlos Ianni (Argentina)
8 de abril al 25 de noviembre
Martes de 10 a 13
con Claudia Quiroga (Argentina)
7 de abril al 23 de junio
Lunes de 15 a 17
con Debora Astrosky (Argentina)
4 de agosto al 17 de noviembre
Miércoles de 19:30 a 21
con Claudia P. Muñoz (Colombia)
2 de abril al 18 de junio
Miércoles de 15 a 17
con Malena Graciosi (Argentina)
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con Pheonia Veloz (Argentina)
1º de abril al 15 de julio
Martes de 17 a 19
con Javier Swedzky (Argentina)
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