La vida del teatro obrero fue activa y con una intensidad de producción destacada, aún en comparación con otros espacios de realización escénica de la época. Compartían una concepción del arte sin fronteras ni tranqueras, donde todos podían y debían participar como público activo o como creadores.Rescatar la actividad de los cuadros obreros clasistas, hijos de la gran inmigración, permite sumar a las periodizaciones existentes un espacio cubierto por la espesura de la negación. Y junto con esta acción, emprender un sendero que nos permita establecer las relaciones y puntos comunes con el movimiento independiente. Ambos compartieron, desde una mirada profunda de lo político, principios éticos muy claros que fueron rectores de su hacer, dos maneras de encarar un teatro de raigambre militante, entrelazados por conductas éticas que no negociaron.
Autoría: Carlos Fos
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20 de marzo al 3 de julio
Jueves de 19 a 21
con Gustavo Schraier
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