El concepto de mito, su ambigüedad y polisemia. Presencia, vigencia y actividad de los mitos. Tipos de mitos y sus funciones. Sus relaciones con el ritual, la historia, el folclore, la ideología, el sueño y la utopía. Mito y teatro. Algunas precisiones terminológicas: arquetipos y personajes típicos. Opinan los dramaturgos. Nuestro punto de partida.
Varios factores confluyeron a la hora de encarar este trabajo. Ante todo, la lectura de piezas teatrales de autores argentinos estrenadas y/o publicadas en las últimas décadas, sobre todo a partir de la finalización de la dictadura militar, reveló una fuerte y frecuente presencia de estructuras y motivos míticos. A esta recreación del universo mítico por parte de dramaturgos y directores se le sumó el hecho de encontrar numerosos ensayos (y desde los más variados enfoques) sobre el tema, en español, publicados o distribuidos en nuestro país en ese período, sin contar con las numerosas reediciones de los textos paradigmáticos de Mircea Eliade y Roland Barthes, entre muchos otros.
Finalmente, resultaron significativos los encuentros nacionales e internacionales realizados desde distintos campos científicos y artísticos sobre tan complejo asunto.
No creemos que sea casual esta coincidencia de intereses en los campos de la investigación (publicaciones y encuentros) y la producción escénica, y sí que hay momentos en la historia de las distintas sociedades en que estas resultan atrapadas por elementos míticos que permanecían latentes y que distintos factores hacen aflorar. Y hoy es uno de esos momentos.
Desde la época de Eurípides, la utilización de los mitos –entendidos estos como relatos en torno a seres divinos, héroes y difuntos que habitan en el más allá– ha sido constante en el teatro. Y desde el siglo XIX en adelante, esa mitología, además de afirmarse, se ha ampliado con la inclusión de relatos que se refieren a personajes históricos. Como afirmó Mircea Eliade (1968), “el pensamiento mítico puede superar y rechazar algunas de sus expresiones anteriores que la historia ha hecho caducar, puede adaptarse a nuevas condiciones sociales y a nuevos usos culturales, pero no se deja extirpar; por eso, en las imágenes y pautas de comportamiento que imponen (o tratan de imponer) los medios de comunicación se pueden descubrir esas estructuras míticas de las que hablaba Roland Barthes.
La polisemia del concepto mito, las diferentes y –en muchos casos contrapuestas– interpretaciones históricas sobre su origen, su esencia y su función, y lo inabarcable de su campo por las estrechas relaciones que los mitos tienen con el sueño, el inconsciente, la utopía, la política, la ideología, la religión, los rituales cotidianos y el arte nos permite vislumbrar una serie de problemas que debemos enfrentar al intentar penetrar en el universo mítico en el que nos encontramos instalados los argentinos, tal como lo exponen ciertas producciones teatrales de las últimas décadas. Las distintas teorías que sobre la naturaleza del mito y sus funciones comenzaron a aparecer ya en el siglo VI antes de Cristo, no hacen sino poner en evidencia lo escurridizo y casi inasible de este término.
Todavía hacia los setenta, a un investigador como G. S. Kirk le preocupaba la dificultad de definir, de decidir lo que son y no son los mitos, lo que hace mitológico a un símbolo y no a otro. En esa misma década Furio Jesi colocaba entre paréntesis el problema relativo al ser o no ser del mito en sí y solo consideraba pertinente indagar cómo funcionaba la “máquina mitológica” nacida de la articulación orgánica de lo que constituye el común denominador de las múltiples doctrinas del mito o de la mitología.
Somos conscientes de que el mito es un tema sujeto a permanentes y necesarias reconsideraciones, por lo tanto este trabajo no va a escapar a la incompletud y provisionalidad, y antes de poder diseñar un mapa que revele el universo mítico propio de los argentinos, como verdaderos iniciados, deberemos sortear numerosos obstáculos. Entre los más peligrosos: “sortear el tembladeral de la contraposición entre racionalismo e irracionalismo” y eliminar oposiciones incorporadas por tradición cultural.
Después de reflexionar sobre la diversidad de opiniones acerca del origen y función de los mitos, sus tipos y la posibilidad de distinguir de modo claro e inmediato lo que es mítico de lo que no lo es, seleccionaremos algunos mitos y elegiremos ciertas versiones, tal como aparecen en textos teatrales, especialmente, en las últimas décadas, para tratar de ver cuándo y dónde afloran, y en relación con qué acontecimientos o situaciones. Es decir, no buscamos, como les interesaba a los estructuralistas, hallar un denominador común universal de los mitos, sino establecer cómo materiales mitológicos de distintas culturas, continúan rigiendo y dando forma a las conductas individuales y colectivas (institucionalizadas o no) de los argentinos, en especial a partir de la caída de la última dictadura militar, a la luz de los textos teatrales, y por qué y cómo se sirvieron de esos mitos nuestros dramaturgos.
Autoría: Perla Zayas de LIma
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